lunes, 6 de abril de 2020

Calentando motores para Qatar.

Mi contrato en mi cole en Eritrea era por dos años. En octubre o noviembre del segundo año tuve que decidir si me quería quedar un tercer año o no y decidí que no. Tuve que presentar un escrito oficial al director diciéndole que no me quedaría un tercer año y así él pudo ya empezar a buscar a alguien para sustituirme al tiempo que yo también empecé a buscar cole nuevo. Esta vez no era tan sencillo porque estando en Eritrea, con el malísimo internet que teníamos allí, la cosa se presentaba complicada pero se pudo hacer.

Para darme de alta de nuevo en la página web que yo utilizaba para buscar trabajo internacional tuve que aprovechar mi viaje a Dubai en octubre. Allí reinicié el proceso aprovechando el internet del hotel. Dubai ni me gustó ni me disgustó, un sitio grande, con lugares grandes y caros en medio del desierto, ¡qué poco sabía aún que acabaría en un lugar similar! Lo que más recuerdo de Dubai fue cuando fui a ver el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo. Estaba delante de él y lo que se me vino a la mente fue la imagen de aquella mamá en Asmara durmiendo en la calle con su bebé y su hijito de 3 años, qué injusto es el mundo, esa es la impresión que me dio Dubai, un recordatorio de lo mal repartido que está el mundo, especialmente viniendo de un país como Eritrea.

Al regresar de Dubai, aterrizando en el aeropuerto de Asmara, tuve la oportunidad de ver algo que no se suele ver pegado a un aeropuerto: ¡un avión estrellado! Este eran los restos de un avión de la guerra. Impresionante ver algo así cuando estás aterrizando.

El caso es que en cuanto tuve mi cuenta reactivada me puse a trabajar en buscar nuevo destino internacional. Cada día recibía un email con la lista de puestos disponibles, yo los analizaba y si me interesaban les enviaba un email. Así estuve durante un mes y pico hasta que una mañana recibí un correo de mi primer director en Asmara, Paul. Él estaba en ese momento en Qatar de director de una escuela. Me contaba que en su cole había una vacante en segundo y que si me interesaba yo podía ser candidata a ese puesto. ¡Subidón, subidón! Le dije que sí inmediatamente. Me envió información de la escuela y concertamos una fecha para hacer una entrevista telefónica. Ahí me explicó un poco más detenidamente que el cole era muy grande, tenía primaria y secundaria, y él era el director de Primaria. Tras la entrevista con él tuve que hacer otra con el director de toda la escuela cosa que hice un par de días más tarde. Quedamos en que si yo les interesaba se pondrían en contacto conmigo pronto. ¡Y tan pronto! Al día siguiente de esa entrevista me enviaron un mail con más información de la escuela y el contrato para firmar si yo estaba interesada. ¡Menuda emoción! Como yo no soy tan experta en este mundillo de las escuelas internacionales le pedí a Colin, mi director en ese momento y alguien en quien yo confiaba, que le echara un ojo al contrato para yo quedarme tranquila de que estaba bien, de que hacía lo correcto firmándolo. Él le dio el visto bueno así que p'alante!

A partir de ahí empezó el proceso de papeleo para ir a Qatar. Fue una completa pesadilla. A diferencia de para Eritrea, en donde el proceso del papeleo había sido muy sencillo, para Qatar fue un horror. Además, como yo estaba fuera de España, sin mis documentos de mis títulos a mano, y sin una embajada española cerca, yo no podía hacer nada así que tuve que enredar a mi familia y a un amigo de Madrid para que me ayudaran con este tema. Fue, como digo, un horror de papeles que nos tuvo enredados desde enero hasta agosto. super estresante tanto para ellos como para mi. Que si homologaciones en el ministerio de educación, que si sellos de la embajada de Qatar en Madrid, que si certificados con mil sellos de esto y de lo otro y de lo de más allá, lo dicho, un horror, si ahora tuviera que volver a empezarlo no lo haría, renunciaría a esa plaza, si lo llego a saber no voy.

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