martes, 31 de marzo de 2020

Las sombras de la vida en Eritrea.

La vida en Eritrea, aunque el balance para mi es positivo, no era fácil para todo el mundo. Para mi los males menores eran los cortes de luz y algunos problemas con el agua, mínimos en mi primer año, mayores en el segundo. Pero evidentemente yo, al igual que todos los extranjeros en el país, vivíamos bien. No así toda la población local, había mucha gente que lo pasaba realmente mal. Había mucha pobreza, mendicidad, niños pidiendo, mujeres con sus niños pidiendo por la calle. Yo tengo dos imágenes de mendicidad grabadas en la mente: una de una pobre mujer, joven, con sus dos niñitos, uno bebé y el otro de quizá 3 añitos, durmiendo en la calle, ella sentada en el suelo apoyada contra la pared, con el bebé en brazos, y el otro dormidito en el suelo con su cabecita apoyada en la pierna de su madre. Qué tristeza, por Dios! La otra imagen es de un niñito, no recuerdo la edad, menor de 8 años, durmiendo sentado en la calle, apoyado contra la pared, con el cuerpecito doblado metido dentro de una camiseta, todo el cuerpo metido dentro de la camiseta que le servía como funda para su cuerpo. Tristeza total. La pena es que como este niñito había muchos.

Como digo había muchas mujeres pidiendo. Sus maridos estaban haciendo el servicio militar que duraba uno o más años, cobrando una miseria que no les daba para vivir lo que provocaba que sus familias quedaran en la calle. Esto del servicio militar era obligatorio para todo el mundo, hombres y mujeres, aunque por lo visto si las mujeres se casaban y tenían hijos se libraban de hacerlo. Creo que también si eras universitario te permitían hacerlo durante el verano. Sé también que a algun@s de mis compañeros de trabajo eritre@s les tocó hacerlo algún verano. No sé al detalle como funciona esto pero sí sé lo que veía y lo que me contaban mis compañer@s al respecto, tanto locales como extranjer@s.

El servicio militar debía de ser duro. Para empezar, si te tocaba hacerlo fuera de Asmara prepárate a pasar calor, pero calor calor calorazo del desierto, y nada de aire acondicionado que te refresque. Recuerdo que una vez habíamos organizado bajar a Massawa un fin de semana un@s compañer@s del cole, aprovechando que algunos tenían coches y cabíamos todos. Era un plan chulo. Pero el viaje se truncó porque se enteraron de que en la carretera a Massawa había controles de la policía que estaba parando a los hombres para meterlos al servicio militar cosa que, evidentemente, no les apetecía nada a mis compañeros. Acabamos yendo a Massawa en autobús cuatro nada más, de los cuales sólo una chica eritrea.

Se hablaba también de gente presa en contenedores en el desierto, disidentes del gobierno. Me hablaron de un psiquiatra que llevaba tiempo así preso, el pobre. A saber lo que habrá sido de él. Y a saber cuántos hay como él.

En Eritrea hace un calor horroroso, no en Asmara en donde se está genial porque estamos arriba en la cima de la montaña pero en cuanto empiezas a bajar la montaña empiezas a sentir el calorazo y ya, cuando llegas a Massawa, especialmente en verano, te fríes. Yo estuve en Massawa dos veces y madre mía, qué calor! A Massawa solo se puede ir en los meses de invierno, nunca fuera de esa época.

Durante mi primer año en Eritrea me surgió la oportunidad de que me hicieran una entrevista en un programa de radio de Isabel Gemio en una sección que tenían tipo Españoles por el mundo. No recuerdo bien cómo me habían localizado, creo que por la embajada española en Sudán. El caso es que yo les dije que sí. Un periodista me llamó un par de veces para preparar la entrevista y yo ya tenía claro que iba a hablar de lo bonito, no de lo feo o negativo del país, porque en esencia mi experiencia eritrea estaba siendo muy buena. El caso es que mi director se enteró y me llamó a su despacho. Me preguntó si yo estaba feliz en el país, si yo quería seguir estando allí. Yo le dije que sí, por supuesto. A lo que me respondió que entonces me recomendaba no participar en ese programa porque todo se puede malinterpretar, me podía meter en un lío y acabar siendo deportada, cosa que no me apetecía nada de nada. Así que acto seguido le escribí un mail al programa pidiéndoles disculpas pero diciéndoles que la entrevista no podría ser. El periodista me llamó y yo, siendo muy precavida, le intenté explicar mis motivos intentando que más bien supiera leer entre líneas de lo que yo le decía porque ya ni me fiaba de que mi teléfono de casa también pudiera estar pinchado. Me supo mal dejarles tirados pero bueno, un mal menor, no se hundía el mundo.

Recuerdo una compañera local que tuve. Su marido vivía fuera del país desde hacía dos años. Tenían 3 niños pequeños, el mayor de 6 añitos. La pobre estaba en una encrucijada, no sabía qué hacer. Resulta que cuando su marido se fue decidieron que se fuera él solo para organizarse en el nuevo país y luego, cuando tuviera la vida razonablemente organizada, podría irse ya ella con los 3 niños. Pero se les complicaron las cosas porque en esos dos años del marido fuera hubo un cambio en la ley en Eritrea por la cual todos los mayores de 6 años no podían irse libremente porque el país quiere asegurarse de poder tener gente haciendo el servicio militar, para poder defenderse. Con ese cambio en la ley su niño mayor, de 6 añitos, no podía abandonar el país. Así que estaba en la disyuntiva de qué hacer: ¿me quedo con mis tres niños lo que los condena a los tres a no poder salir del país? ¿O me voy con los dos pequeños y dejo al mayor con los abuelos y tías? Así sólo es uno el que se fastidia. Menuda decisión terrible. Al final optó por la segunda opción según tengo entendido.

Recuerdo otro caso que me impresionó. A Paco a veces le hacían consultas como pediatra diferentes amigos, cosa totalmente lógica y normal, eres mi amigo, eres pediatra, mi hijo tiene un problema de salud, lo normal es que te pregunte. Una amiga nuestra era eritrea y tenía un hijo con un italiano que ya se había regresado a Italia. Como no estaban casados ella no tenía visado para poder irse. Una noche nos invitó a cenar a su casa, como agradecimiento porque su niño había estado malito y Paco lo había atendido. Una semana más tarde la llamamos por teléfono pero no nos respondió. Seguimos llamando varios días y, como seguía sin responder, le preguntamos a otro amigo común por ella. Nos dijo que se había ido. ¿Cómo que se había ido? ¿A dónde? ¿A Italia? No, a Etiopía! ¿Cómo que a Etiopía!!!? Pues sí, se había ido a Etiopía con su niño, había cruzado la frontera, ilegalmente, claro, y ahora estaba en un campo de refugiados intentando dar el salto a Italia. ¡Madre mía! Un tiempo más tarde supimos que sí, que lo había conseguido, ya estaba en Italia con su pareja, menos mal.

No fue el único caso de refugiados que pudimos conocer. Mi profe de salsa, un chico encantador, siempre con una sonrisa de oreja a oreja, también se fue, vía Sudán. De este chico no he vuelto a saber, ojalá esté bien, era más majo! Como el mundo en realidad es tan pequeño me llevaría una alegría gigantesca si de casualidad me lo volviera a encontrar en algún lugar.

También se fue un compañero de la escuela, unos meses después de llegar yo. Tuvimos una semana de vacaciones y él se cogió una semana más. Pasado ese tiempo y viendo que no aparecía todos empezamos a preguntarnos dónde estaba. Supongo que los eritreos ya se lo imaginaban, el caso es que nos enteramos de que se había marchado del país. Creo que consiguió llegar a Canadá.

Bastantes de mis compañer@s locales de mi cole se han ido a otros países, con mejor o peor suerte. Pero en general, sobre todo los más jóvenes, intentan irse. En 2013 hubo un barco, como tantos, lleno de eritreos, que naugragó y murieron un montón de personas. Entre toda esta gente había parientes de mis compañer@s de trabajo. Recuerdo a uno de mis compañeros yendo a la misa de cabo de año por su primo. Una tragedia, todo gente joven. La verdad es que la juventud en este país lo tiene difícil.


lunes, 30 de marzo de 2020

Blog de mi cole de Qatar


Este era mi blog en mi primer cole en Qatar. Cómo trabajé ahí esos dos años, madre mía!  

sábado, 28 de marzo de 2020

Fiestas y cine en casa.

A raíz de conocer a mi cubano mi vida mejoró en muchos sentidos. Mi vida social creció y conocí a más gente, lógicamente. Mi vida ya no se limitaba a mis compas del cole y algún@s pocos extranjer@s que conocía, ahora también pude conocer a su círculo de gente. Primero, el resto de los cubanos de la brigada. Los conocí a todos en una fiesta que estaban haciendo en casa de unos de ellos. Tremendo fiestón! Los cubanos sí saben parrandear! Comida, bebida, música y bailoteo. Qué bien lo pasé. Luego hubo unas cuantas fiestas más, igual de geniales.

Por medio de sus contactos y los míos acabamos yendo a muchas fiestas de todo tipo de diferentes embajadas. Recuerdo una de Halloween en casa de un americano que fue épica. Otra, en esa misma casa, con motivo de la festividad mexicana del Cinco de Mayo, épica también. Recepciones elegantes en las embajadas turca, italiana, de la Unión Europea. Cenas buffet en plan cada-uno-lleva-algo en casa de una pareja americana o en casa de una chica de la embajada europea, que tenía un jardín estupendo. Fiestas de la escuela en la casaza preciosa de mi dire, con un jardín impresionante con vistas de toda la ciudad. Noches de bailoteo en el Mocambo, un bar de la ciudad, con gran parte de esta comunidad internacional. La fiesta del 50 cumpleaños de un amigo eritreo de Paco. Esta estuvo genial, divertidísima, muy loca, con prácticamente todos los cubanos allí y el resto eritreos. Cenas en casa de amig@s. En fin, super ocupados, raro era el finde que no tuviéramos algún planazo, siempre había algo.

En el día a día dejé de leer todas las tardes tanto como solía porque ahora tocaba peli por las tardes. Después de cenar, aunque se fuera la luz, tirábamos de archivo de pelis que él tenía, lo conectábamos al ordenador y listo, sesión de cine. Eso sí, había que asegurarse de que el ordenador estuviera bien cargado para no quedarnos tirados por lo que siempre lo dejábamos enchufado a la corriente para que se cargara cuando viniera la luz. Cuando estábamos sin electricidad en casa nos enterábamos de que había vuelto la luz porque oíamos encenderse el motor de la nevera. "Ay, ya vino la luz". Aún ahora, cuando oigo el motor de la nevera encenderse o hacer ruido es esa la sensación que tengo, de decir "ya vino la luz".

Colonia italiana, clima, China.

Eritrea fue colonia italiana desde finales del siglo XIX hasta la segunda guerra mundial. Podéis saber más acerca de esto en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Eritrea_italiana. Esto explica que Asmara más parezca una ciudad italiana que una ciudad africana. También explica que la gente mayor hable italiano. Normalmente, los mayores se dirigían a mi en italiano, cosa que me sirvió para practicarlo. Yo lo había estudiado 10 años atrás durante mis tres años yendo a clases en la escuela de idiomas pero casi no había tenido ocasión de hablarlo hasta ahora. Además, aún hay una presencia bastante grande de italianos en el país: la embajada, algunas empresas y la escuela italiana, a la que asisten mayormente niños eritreos y cuy@s profesores son italian@s. También aún quedan algunos descendientes de estos italianos que llegaron a principios de siglo XX, gente que se quedó en Asmara y nunca se fue. Como resultado de ello hay mucho eritreo descendiente de estos italianos, eritreos más claritos de piel con ojos claros. No es que el eritreo sea muy oscuro de piel pero el tener antepasados europeos les hace ser aún más claritos.

Esta herencia italiana se ve en la arquitectura(el edificio Fiat Tagliero por ejemplo, las casas con jardín) y en las costumbres, los cafés, los bares con los señores tomando café, los cines ahora teatros con nombres en italiano( Cinema Impero, Cinema Roma), la afición a las pizzas y la pasta, los pastelitos. Te sientes en Italia muchas veces. Los italianos también trajeron el ferrocarril que une Asmara con Massawa, que es una ciudad en la costa a 100 kilómetros de distancia. No debió de ser fácil en esa época unir estas dos ciudades teniendo en cuenta que Asmara está a 2300 metros de altitud y Massawa en la costa. Hoy en día ese ferrocarril sigue en uso pero sólo en uso turístico y bajo reserva. No sé si llega hasta Massawa actualmente, yo me monté una vez para hacer una ruta a 20 kilómetros y está chulo el poder montarse en un tren tan antiguo. Como Asmara está tan alta vas viendo el mar de nubes que cubren las montañas y luego te vas metiendo en ellas, en esa niebla.

Asmara, como digo, está a 2300 metros de altitud. Esto hace que, aunque estés en el cuerno de África, no pases calor. Tiene un clima de primavera permanente, nunca hace un calor insoportable ni un frío extremo. En los meses más duros del invierno necesitas abrigarte algo por las noches y temprano por la mañana, de hecho alguna mañana yendo al cole eché de menos mis guantes, y por las noches necesitabas una manta extra en la cama. Hasta me habría venido bien un calefactor en el baño a la hora de la ducha. Pero luego en las horas de sol la temperatura era de primavera. Luego el resto del año la temperatura era primaveral siempre. En verano tocaba lluvia, unos chaparrones impresionantes que inundaban las calles, sobre todo al mediodía, generalmente al salir del cole, y por las tardes. Yo ya intentaba salir del cole antes de que empezara a llover y aceleraba para llegar a la parada de taxis a tiempo. Si no lo hacía así ya sabía que me tocaba quedarme en el cole, como mínimo, media hora más que era lo que podía durar el chaparrón. Pero es que luego te topabas con algunas calles inundadas, tanto que te podía llegar el agua a la rodilla...o más alta.

Aparte de la presencia italiana Eritrea también tuvo algo de presencia británica después de la segunda guerra mundial. Y ahora, no como colonizadores, pero sí hay mucha presencia china. Hay muchas empresas chinas, tantas que eso hace que haya muchos chinos en el país, tantos que eso hace que los niños, cuando ven a alguien que no es eritreo le llaman "china, china" en inglés. Vas caminando por la calle, pasas al lado de un grupo de niños jugando en la calle y te llaman "chaina, chaina". Muy gracioso.

Chiaro di luna.


Amo esta canción. Es de un cantante italiano llamado Jovanotti que no conozco mucho, la verdad, pero que por lo visto tiene mucho éxito en Italia, cosa que no me sorprende. 
Esta canción me retrotrae directamente a mi vida en Asmara. Está rodada allí. Pero no solamente está rodada allí es que cuenta una historia con personajes que están haciendo su vida normal allí, en los lugares habituales en los que yo vivía, con la gente normal con la que yo me cruzaba todos los días por la calle. 
Los protagonistas de la canción, una parejita normal eritrea, muy delgaditos los dos, típicos jóvenes de allí. 
La peluquería donde ella trabaja, sita en la calle principal, a la que fui un par de veces, propiedad de una señora italiana. 
Las clientas de la peluquería, señoras locales típicas, con su vestimenta y peinado habitual.
El Cinema Impero. 
El bar Diana, que está al lado de la peluquería, y al que fui muchas veces, especialmente con mis compas del cole, por las noches de los fines de semana. 
El bar donde están los señores tomándose un café. 
La farmacia. 
El barril grande azul para el agua que hay en el baño de él, igual al que yo tenía en mi casa. 
La decoración de la casa, tan años setenta, igual que la de mi casa de Tiravolo. 
La vista general de la ciudad con la que comienza el video. 
El bar Mocambo, en donde pasamos noches geniales bailando a tope. 
Los ciclistas, que forman parte del escenario de Asmara al 100%, los ves constantemente en la ciudad, bien sea en plan deporte, bien sea usando la bici para moverte por la ciudad, cosa que yo también acabé haciendo cuando me compré mi bici. 
La carrera ciclista. 
El maravilloso edificio Fiat Tagliero, una joya del Art noveau, con su aspecto de avión, al lado del que pasaba todos los días. 
Las calles de Asmara. 
El estadio.
La parada del bus. 
El Cinema Roma: cuántos espectáculos estupendos pudimos ver allí! 

jueves, 26 de marzo de 2020

Brigadas Médicas Cubanas Internacionales

Mientras viví en Eritrea la única española en todo el país era yo. La verdad es que me impresionaba un poco eso. Como era la única española no tenía nadie con quien hablar español y llegó un momento en que me hartó un poco porque el único español que podía usar era el que leía en mis libros, nada más, y cuando llamaba a casa o escribía un email, poco más. En algún momento le comenté a mis compas del cole esto de que echaba de menos hablar español, a lo que me respondieron que yo no era la única hispano-hablante en el país, que había un grupo de médicos cubanos trabajando en Eritrea. Super notición! Yo no tenía ni idea de que hubiera médicos cubanos allí así que eso fue una notica estupenda. Pero el caso es que nadie de mis amig@s conocía a ninguno por lo que me veía difícil el poder conocerlos. Se me ocurrió decirles a mis amig@s que, si alguna vez se topaban con alguno de estos médicos cubanos que, por favor, les diesen mi número de teléfono y les explicasen el porqué se lo daban. Bingo, esa fue la manera! Al poco, uno de mis compañeros tuvo que ir al médico y, qué casualidad!, el médico que le atendió era cubano. Mi amigo le explicó mi "problema" y el cubano le dio su número de teléfono para que yo le llamara. No veas qué alegría cuando mi compañero me dio este teléfono al día siguiente. Ya le llamé ese mismo día, y organizamos para quedar ese finde.

El médico con el que quedé vino con su esposa, cubana también, enfermera. Nos caímos bien y empezamos a quedar de vez en cuando, a comer o a tomar un café. Era una gozada para mi el salir de tanto inglés todo el tiempo, un relax, aparte del hecho de poder ampliar mi círculo de amistades. Un día vinieron con otro compañero de ellos, que me cayó muy bien, tan bien que nos hicimos tan inseparables que acabé casándome con él! ;-)

A raíz de conocer a mi cubano mi vida en Asmara cambió radicalmente para mejor. Tuve la oportunidad de conocer al resto de la Brigada Cubana, de asistir a sus fiestas, de socializar con ellos. Y no sólo con ellos, también con el resto de extranjeros en Asmara, acabé conociéndolos a todos.

Yo no sabía de la existencia de las Brigadas Médicas Cubanas Internacionales, ni idea de su existencia hasta entonces. Resulta que son grupos de médicos, enfermeras y más gente de la rama sanitaria que Cuba envía a otros países, generalmente del tercer mundo, para colaborar con ellos, bien sea en formación o asistencia sanitaria. Mi cubano estaba trabajando como profesor de Pediatría en la Facultad de Medicina de Asmara pero ya había estado en dos misiones anteriormente, en Timor Leste y en Mozambique. La verdad es que escuchar sus batallitas era impresionante, probablemente sea la persona con vida más intensa que yo hubiese conocido hasta entonces, un superviviente, tiene para escribir un libro!

Alianza Francesa en Asmara.

En mi día a día la vida poco a poco fue cogiendo rutina, una rutina agradable. De lunes a viernes cole, casa, lectura, relax, tranquilidad, y los findes casita y salidas con mis compañer@s de trabajo fundamentalmente.
Alguien me comentó que había Alianza Francesa en Asmara. Yo justo antes de venirme a Eritrea había estado yendo a clases de francés en la escuela oficial de idiomas durante dos años así que pensé que estaría bien continuar con mis clases, lo que también me daría un entretenimiento por la semana. Investigué dónde estaba y, afortunadamente, no estaba demasiado lejos de mi casa, a 20 minutos a pie. Me matriculé y empecé a ir, dos tardes a la semana, de 6 a 8. El profe era eritreo y la mayoría de los alumnos también, solamente éramos dos extranjeras, una señora italiana y yo.

El camino de ida se me hacía muy agradable porque tenía que ir por una avenida muy bonita a una hora de bastante movimiento de gente y adolescentes saliendo del instituto, vidilla. A la vuelta no era tan agradable, ya era de noche cerrada y la calle estaba casi totalmente oscura, solamente había alguna farola iluminada escasamente, era en momentos como este cuando la linterna se hacía absolutamente imprescindible y ya me encargaba yo de asegurarme de llevarla siempre.

Las clases no estaban mal, el profe era majo pero los alumnos eran muy sosos, no participaban nada, cada vez que el profe preguntaba algo a la clase nadie respondía más que la italiana o yo. Poco a poco me fui desinflando y acabé dejándolo porque se me hacía aburrido. Afortunadamente, la alternativa que surgió fue muchísimo mejor.

La Alianza tenía un ambiente muy agradable de gente, organizaban actividades culturales como exposiciones por ejemplo, y los sábados por la tarde daban clases de salsa, a las que fui un par de veces. Estaba chulo.


miércoles, 25 de marzo de 2020

Amig@s, peinados, ropa, bodas y música tradicional.

Los fines de semana eran tranquilos: me levantaba sin prisas, desayunaba, leía, hacía algo de ejercicio de vez en cuando, salía a hacer compra, iba a dar una vuelta a explorar un poco la ciudad...en fin, lo normal. Salía a menudo con mis compañer@s de trabajo y de vez en cuando con alguna de la gente extranjera que había conocido en aquella cena en mi segunda noche en Asmara, especialmente con la chica turca, con la que había conectado muy bien, cosa fácil porque es un amor.

Con mis compañer@s me llevaba fenomenal, había muy buen rollito. El primer compañero que conocí fue el otro novato, Scott, con el que empecé quedando más al comienzo porque éramos la única persona que conocíamos. Pronto se nos unió Simret, que se dedicó a cuidar de nosotros y nos llamaba constantemente para quedar a tomar cafés y siempre estaba dispuesta a hacernos compañía. Un amor, Simret. Preciosa por fuera y preciosa por dentro. Es guapísima Simret. Bueno, en realidad como muchas de las mujeres eritreas, que son mujeres muy guapas. Tienen ese color de piel café con leche precioso, el super pelazo rizado, rasgos muy finos con nariz fina, muy delgaditas, son una monada. Los hombres son iguales, también muy delgaditos pero para mi gusto son demasiado flaquitos, a mi no me llaman la atención los hombres eritreos, me parecen muchísimo más guapos los hombres en África occidental, con más cuerpo, más altos, más fuertes, no hay color.

Las mujeres eritreas, generalmente las mayores, suelen peinarse al estilo tradicional del país, que consiste en una trenza central gorda pegada a la cabeza y dos a ambos lados, trenzas que llegan hasta cerca de la nuca en donde llevan el pelo suelto con muchísimo volumen. Es un peinado muy característico. Además, suelen vestir, hombres y mujeres, con su ropa tradicional, que es un vestido blanco de algodón con un chal blanco y dibujos en la parte central para las mujeres, y un conjunto de camisa blanca de manga larga sin botones y pantalón blanco, también de algodón, para los hombres. Esto no quiere decir que absolutamente todo el mundo vaya así vestido pero sí ves este vestuario constantemente, siempre a las mujeres y hombres mayores, y los jóvenes siempre que se tienen que vestir de fiesta tradicional. Los jóvenes suelen ir vestidos a la manera occidental.

Pero bueno, volvamos a mis compañeros. La mayoría de l@s compañer@s con los que yo salía los fines de semana eran jóvenes locales solter@s menores de 40 años, sólo Daniel estaba casado y era mayor de 40, de mi edad. Me llamaba la atención que salía como si nada, como si fuese soltero, mientras su mujer se quedaba en casa, muy machista el tema, y muy habitual aquí.

A mis compañer@s eritreos les llamaba la atención que yo, con mis más de 40 años, no estuviera casada, se les hacía muy raro. Que conste que también les sorprendía que nuestros compañeros extranjeros varones tampoco estuvieran casados, no importaba que tuvieran 29 ó 50 años, para ellos lo normal y casi obligatorio es casarse.

Allí lo habitual es que los hombres se casen ya con unos añitos, pasados los treinta y pico. En cambio, las mujeres se suelen casar preferiblemente jóvenes, de hecho, las mujeres eritreas solteras jóvenes que había en el cole eran un poco bichos raros para su idea de lo que debe de ser y hacer una mujer. Y ya si eres una soltera tipo yo, con más de 40, bueno, solterona para vestir santos, pobrecita de ti. En fin, mentalidades, cada loco con su tema.

El tema de las bodas en Asmara era un mega fiestón, lo lógico, vaya. Lo curioso es que cuando había una boda lo solías ver por la calle porque solían alquilar un coche descapotable, los novios se sentaban en el respaldo del asiento trasero y se iban a dar una vuelta en el coche por la ciudad saludando para que todo el mundo los viera seguidos de un par de coches en donde iban los fotógrafos y los cámaras de video que les iban grabando. Un número, vaya. En plan "oye, que me he casado, que lo sepa todo el mundo". Luego tenían su sesión de fotos en ciertos lugares escogidos de la ciudad con sus damas de honor todas vestidas iguales, tipo norteamericano. Y después el fiestón, que solía ser en una carpa que montaban al lado de su casa. Si veías una carpa grande montada en una calle al lado de una casa sabías que iba a haber una boda(o un funeral). El suelo lo cubrían de paja, ponían unos bancos corridos con mesas, un escenario, música tradicional y a bailar. Que esto es otra, la música y el baile.

A mi me encanta la música africana, me fascina, la música y los bailes. Yo soy muy de bailar y cuando estuve en Senegal y Gambia aluciné con la música y el baile, es maravillosa allí. Qué chasco en Eritrea! Qué pena! Ya me lo había advertido mi dire, Paul, cuando recién llegué a Eritrea. Me dijo, "la música aquí se limita a poróm-poróm-poróm-poróm eternamente, acompañado de un sube y baja de hombros y ya está". Pues tal cual, poróm-poróm, sube y baja de hombros y listo, qué aburrimiento, se me hacía insoportable. Al comienzo, como es novedad, aún me gustaba un poco, pero luego, cuando pasaron los meses y descubrí que casi siempre era así es que me desesperaba del aburrimiento. Encima, cada canción es larguísima, duran 5 minutos o más. Insoportable. Afortunadamente, a medida que pasaron los meses descubrí que había algo más y fue como un soplo de aire fresco, lo malo es que lo predominante es el poróm-poróm y es lo único que se escucha de manera mayoritaria, no sé porqué, quizá porque sea la música del grupo étnico mayoritario, el tigriña, quizá sea por eso, pero bueno, es una presunción que yo hago. De todos modos, que conste que también hay canciones del poróm- poróm que me acabaron gustando.

Aquí podéis ver y escuchar un tres por uno. Qué digo tres por uno? Cinco por uno: ejemplo de canción, peinados, ropa tradicional, bodas y una muestra de cómo suena el idioma Tigriña! Que conste que buscando este video no he podido evitar levantarme y ponerme a bailar con una sonrisa de oreja a oreja, porque recuerdo Eritrea con todo el cariño.


martes, 24 de marzo de 2020

Un día laborable normal.

Tras las primeras semanas de trajín, de organizarme, de aterrizar en Eritrea llegó el momento de empezar a hacer vida normal. Me levantaba temprano para ir al cole, mi compañero Daniel me recogía a las 7porque a las 7:30 había que estar en el cole. No es que nos llevara media hora llegar pero es que él tenía que dejar a su padre en la floristería y a menudo hacía una parada de unos minutillos allí haciendo alguna cosa que tenía que hacer, mientras yo le esperaba en el coche. A las 7:30 había que fichar en la escuela firmando en un papel en donde anotabas tu hora de llegada. De 7:30 a 8 era tiempo para ti, para prepararte para el día, para organizar trabajo. A las 7:45 ya empezaban a entrar niños en el recinto de la escuela y se quedaban jugando en el patio. A las 7:55 sonaba la campana. Literalmente la campana, que estaba en la Secretaría de la escuela. A partir de las 7:45, en cuanto empezaban a llegar los niños a la escuela, tenía que haber un profe vigilando en el patio. Teníamos turnos para ello, nos tocaba una semana cada muchos meses, en realidad creo que me acabó tocando poco más de dos veces al año. En cuanto sonaba la campana los niños se ponían en sus filas, que ya habían ido marcando con sus mochilas. A medida que iban llegando al cole, para poder jugar bien, soltaban sus mochilas en donde estaría su fila y así ya la iban haciendo. Luego se iban a jugar sin ese peso a la espalda, mucho mejor. En cuanto estaban todos los niños en las filas el profe de guardia se ponía delante de todos ellos, les daba la bienvenida a la escuela y les contaba cualquier recordatorio de cualquier proyecto de actividad que tuviéramos entre manos, bien sea de una clase en concreto o de toda la escuela. Los niños también podían levantar la mano y mencionar algo. A mi esta forma de empezar el día me parecía bien pero no me parecía bien cuando era yo la que tenía que estar delante de toda la escuela, me daba vergüenza, menos mal que este pequeño "suplicio" sólo me tocaba dos semanas al año.

Todo esto era con los niños de Primaria, los chavales mayores del instituto entraban ya directamente a clases en cuanto sonaba la campana. Mi escuela cubre toda la enseñanza pre-universitaria, los alumnos salen de esta escuela directos a la Universidad, que puede ser en Eritrea pero habitualmente se van a universidades fuera del país, generalmente en Estados Unidos, Inglaterra o Canadá.

Tras esto todos a clase a empezar el día. Se trabajaba muy bien, muy a gusto porque los niños eran muy buenos, muy obedientes, mis alumnos en Eritrea han sido mis mejores alumnos, con diferencia, y llevo más de 20 años trabajando como profe. Mis niños estaban conmigo salvo cuando tenían Francés, Música, Gimnasia o Informática. Sí, es un poco increíble que mis alumnos tuvieran clases de Informática en un lugar donde la electricidad falla y el internet va lentísimo pero sí. Eso sí, esas clases no las podían tener siempre precisamente por eso, porque si no había luz no la podían dar, así que eso significaba que tenían sesión de patio extra. Ellos encantados de ir a jugar aunque la clase de informática les gustaba mucho porque hacían muchos juegos y eso le gusta a todos los niños.

A media mañana parada para recreo y comer el lunch, que cada uno traía de su casa. 20 minutos para cada cosa. El lunch es la comida que hacen los anglosajones. Nosotros los españoles comemos a medio día, nuestros dos platos y postre, acabamos llenos y nuestro cuerpo nos pide un rato de descanso, sea siesta o simplemente un rato de relax. Los anglosajones no hacen eso, ellos a media mañana paran a comer algo, más cantidad de lo que los españoles comeríamos a media mañana tipo un café y un pincho de tortilla, y menos cantidad que nuestros dos platos y postre. Así que mis alumnos, además de su mochila escolar también traían su mochilita con sus lunch, que solían ser una fruta y algo ligero tipo espaguetis, arroz con algo, y muy frecuentemente enjera con algo. Enjera es el plato tradicional de Eritrea. Yo lo como aunque con precaución porque le suelen echar picante y a mi el picante no me gusta absolutamente nada.

La enjera es como una torta fina, grande, a la que le añaden arroz, guisantes, carne, salsas, etc. Para mi gusto tiene un sabor y un olor ácido que a mi no me agrada pero no te queda más remedio que habituarte a ella porque es el plato nacional, todo el mundo la come constantemente en todas partes y si alguien te invita a comer sabes que el menú va a ser enjera. Lo habitual es que se sirva en una fuente redonda que se pone en el centro de los comensales y todos coman de ahí, con las manos, arrancando trozos de la enjera y con ellos, como si fuese pan, cogiendo trozos de lo que la acompañe, la carne, el arroz o lo que sea.
Aquí puedes saber más de la enjera: https://es.wikipedia.org/wiki/Injera

El lunch los niños lo comían en las mesas con sombra del patio, cada clase tenía una de las 6 mesas asignada. Para no tener a todos los niños de primaria jugando en el patio a la vez los niños comían y jugaban a dos turnos distintos, los primeros 20 minutos eran tiempo para el lunch de los pequeños hasta tercero mientras los niños de cuarto a sexto jugaban. El segundo bloque de 20 minutos se intercambiaban y eran los pequeños los que jugaban. Los profes teníamos turnos para vigilarles/atenderles. Unas veces te tocaba vigilar el tiempo del lunch y otras veces te tocaba vigilar el tiempo de juegos. Cuando no estabas en el patio en este bloque de tiempo es porque estabas comiendo tu propio lunch.

La escuela tiene una salita con cocina, nevera, microondas y fregadero que es donde, habitualmente, nos juntábamos l@s profes a comer. Me encantaba ese rato de relax con mis compañer@s, era de lo mejor del día, charla, tertulia, risas, hablando de todo, super agradable. Un día a la semana tenía el lujo de tener todo ese bloque de tiempo libre, 40 minutos de palique que servían para fomentar la relación entre nosotros. La verdad es que había muy buen rollito en esta escuela, un ambiente estupendo.

Tras el recreo y lunch vuelta a clase hasta las 3:15 en que terminaba la jornada escolar. Teníamos que llevar a los niños al patio, a la mesa donde comían su lunch, que es donde les recogían sus padres, hermanos mayores o los chóferes que tenían. Teníamos que estar con ellos hasta las 3:30. Si a esa hora aún no les habían recogido los llevábamos a la Secretaría de la escuela y nosotros profes ya estábamos libres de esa responsabilidad.

De 3:30 a 4:30 l@s profes seguíamos trabajando en la escuela. Los miércoles teníamos siempre reunión de profes, siempre. Hacíamos algún curso de formación o el director nos contaba alguna cosa. Una tarde más a la semana teníamos que dar una clase extraescolar, al menos un trimestre. Eso me era un tostón, la verdad, pero lo llevé como pude. Un año ofrecí clases de salsa a los pequeños y otro clases de español. Afortunadamente, era darle clases a grupitos muy pequeños de alumnos, máximo 12 o así, y siempre eran menos que ese número. Las otras tardes "libres" tenías esa horita extra en el cole para preparar clases...y también para echarle un ojo a tu correo electrónico o al Facebook, cosas que eran imposibles de ver fuera de la escuela, eso sí, si había electricidad, claro.

A las 4:30 me iba para casa. A veces me iba caminando, 30 minutos de paseo, otras veces me iba en taxi desde la parada que estaba en el centro al lado de la catedral. Al llegar a casa ya Winnie, mi asistenta, me había dejado la comida preparada. Eso es un lujo, llegar a casa con la comida preparada es el mayor lujo de la vida, al menos para mi que no me gusta cocinar. Y si llegaba a casa y me había preparado su maravillosa lasagna ya era la mujer más feliz del mundo. La lasagna era su especialidad, no la preparaba muy a menudo porque le llevaba bastante tiempo, pero como preparaba mucha cantidad me duraba para varios días de felicidad.

Como cuando llegaba a casa del cole aún había electricidad aprovechaba a ver la tele, fundamentalmente informativos de Euronews, Al Jazeera o BBC, y quizás alguna peli o serie que pillara. Lo malo con las pelis era que lo más probable era que no me diera tiempo a terminarlas porque se fuera la luz así que en realidad lo que veía era trozos de pelis. Solamente me dio rabia de quedarme a medias con una peli que me estaba gustando mucho pero no me quedé con el título así que no puedo buscarla para intentar terminarla, recuerdo el argumento pero no el título. Una pena.

En cuanto se iba la electricidad a las 6 o 6:30 era rato de otras cosas. Como aún había luz natural yo aprovechaba a hacer algo de ejercicio en casa siguiendo las instrucciones de una aplicación que tenía. Desgraciadamente, no fui muy constante en eso, una pena. Tras el ejercicio ocasional tocaba sesión de lectura. Eso sí, eso sí me gustaba. Preparaba mis velitas y mi linterna para tenerla a mano y a disfrutar. Me metía unas buenas panzadas de lectura, 3 horas del tirón, una gozada. Aproveché a ponerme al día con lectura en español, 0 libros en inglés, ya tenía bastante inglés todo el día, toda mi vida era en inglés, así que me desquitaba con mi lectura en español. Tras mis sesiones de lectura a las 10 a la cama porque me tocaba madrugar.

lunes, 23 de marzo de 2020

Internet, electricidad y agua.

En nuestra escuela, como en todo el país, había problemas con la electricidad, había cortes de luz constantemente por lo que el trabajo con los niños tenía que ser constantemente como siempre, con lápiz y papel, tecnología prácticamente cero. Teníamos fotocopiadora pero si querías darles fotocopias a los niños era conveniente que las planificaras con tiempo y las tuvieras hechas con unos cuantos días de antelación. La electricidad en realidad no era necesaria todo el tiempo en clases pero sí necesaria para poder usar internet. Google funcionaba a duras penas, prácticamente nada. Si buscabas algo en Google podías ver las imágenes pero los textos no se te abrían, los videos ya impensable. Facebook se abría pero los mensajes privados era rarísimo que se abrieran. Hotmail no funcionaba, en cambio Gmail sí. De hecho, yo antes de Eritrea usaba Hotmail pero a raíz de Eritrea me tuve que abrir cuenta de Gmail, cosa que ya me habían advertido antes de ir y la abrí antes de mudarme allí.

Al llegar a Eritrea me di de alta en la embajada española más cercana como residente en el país. Es algo que conviene hacer cuando te vas fuera porque si pasa algo en el país en el que estés al menos tu embajada sabe que tú estás ahí y te puede echar una mano. En Eritrea no hay embajada española así que me tuve que inscribir en la embajada más cercana que está en Sudán, en Kartúm. Como no podía ir allí en persona les tuve que enviar por correo electrónico un documento con mis datos. Qué número para enviarlo! Como en casa no tenía internet( ni yo ni nadie) tuve que enviarlo desde mi ordenador de la escuela. El problema es que se ve que ese archivo adjunto era muy pesado y tardaba mucho en cargar, mucho mucho. Lo intenté varias veces pero no había forma, además de que a veces, cuando estaba en pleno proceso de envío, se iba la luz y había que volver a empezar. Como el tema era desesperante le pedí al informático del cole que me ayudara con ello. Tuvo que parar el internet del resto de los ordenadores de la escuela(uno por aula además del del director) para que mi simple archivo pudiera ser enviado, y aún así tardó un buen rato.

Como digo, en Eritrea no teníamos internet generalizado, nada de internet en los móviles ni nada de internet en las casas, era como un viaje en el tiempo, regresar a los tiempos pre internet. Y la verdad es que me gustó. Al no tener internet en el móvil no perdía tiempo en chorradas en internet y lo podía aprovechar para leer, leí muchísimo en mis dos años en Eritrea. Cuando quedabas con amigos la charla era sin teléfonos en la mesa constantemente consultando que si WhatsApp, que si Facebook, que si otras tonterías, conversación como siempre se ha hecho, muy agradable.

Hay ciber cafés en Asmara pero son lentos igual que el internet allí, puedes estar mucho tiempo para simplemente abrir tu correo electrónico, y siempre con el riesgo de que se vaya la luz y tener que volver a empezar en cuanto enciendan el generador.

En mi casa en Tiravolo la escuela me había puesto un generador para poder tener luz cuando se cortase la electricidad por las tardes. La verdad es que sólo lo utilicé una o dos veces. Me habitué a no usarlo, en realidad podía pasar sin él, ver la tele no me era imprescindible, en vez de tele leía y tan ricamente. El único electrodoméstico que sí necesitaba de luz todo el tiempo era la nevera pero afortunadamente la mía enfriaba muy bien con lo cual, aunque tuviera cortes diarios de luz, los alimentos no se estropeaban, resistían bien.

Aparte de los problemas con la electricidad y el internet en el país había problemas con el agua, y ese sí que era un grave problema, más que la luz, a mi juicio. Yo, afortunadamente, apenas tuve problemas con el agua en el primer año, en mi casa apenas había ese problema. De todos modos yo tenía un barril muy grande que se podía llenar de agua en caso de que hiciera falta, y mis caseros también tenían. Las pocas veces que me faltó agua sólo tenía que avisarles y me traían unos cuantos cubos de emergencia. Eso no quita que el chorro de agua que tenía en la ducha era bastante enclenque pero daba para ducharse sin problemas. Para lavarme el pelo siempre calculaba que fuera en horas que hubiera electricidad para poder luego usar el secador y no quedarme a medias porque se fuera la luz.

Cole, peques, compañeros, cumpleaños e idiomas.

Tras los primeros días en Asmara haciendo las cosas que necesitábamos los profes novatos por fin empezamos a conocer al resto de compañeros de la escuela, especialmente los profes extranjeros que ya iban regresando a Eritrea después de pasar sus vacaciones de verano fuera del país. Ellos llegaron al país una semana o diez días después que nosotros los nuevos. En realidad en mi escuela no había muchos profes extranjeros, hay más profes locales. La verdad es que ya teníamos ganas de conocerles. Llegaron Fiona, canadiense, muy deportista; Albert, afro-americano, músico, grandote y ruidoso, siempre se sabía si Albert estaba o no, un personaje; Big Scott, canadiense también, grande de altura y de volumen, y grande de corazón, un gran tipo. Tenía que llegar otro compañero más, uno nuevo, americano, pero sus papeles se demoraron, probablemente por ser americano, y Eritrea no se lleva bien con Estados Unidos. El caso es que tan mal se lo pusieron que el pobre acabó no pudiendo venir con lo que eso le supuso porque había rechazado otro puesto de trabajo en otro país por venir a Eritrea y al final se quedó sin nada. De todos modos, nuestra escuela creo que se portó muy bien con él y le resarció por los perjuicios causados, eso creo. Al final vino otro compañero en su lugar pero como un mes más tarde.

Como veis el equipo de profes extranjeros era muy pequeño, la mayoría eritreos. Yo era profe de un primero, con solo 6 niños! Y encima con una profe de apoyo. De lujo. Mis niños eran eritreos, salvo uno de Costa de Marfil, y otro de Ruanda. Mis niños eran divinos, adorables. 4 niños y 2 niñas. Para comérselos. Y mi compañera fantástica. Me sentía super a gusto, la verdad. Como para no estar a gusto en estas condiciones, vaya, como para quejarse. Si, como profe, te quejas en estas condiciones, apaga y vámonos. El trabajo con mis peques era agradable, tal y como me vaticinó Paul, "they are a pleasure to teach"( es un placer enseñarles, es un placer ser su profe).

Mi niño de Ruanda estaba en Eritrea solo con su mamá, que era, si no recuerdo mal, la jefa de la representación de Naciones Unidas en el país. De Ruanda. Todos sabemos lo que sucedió en Ruanda hace 20 años. Ella lo vivió. El curso anterior a mi llegada, según me contaron, dio una charla en el cole acerca de lo que vivió en Ruanda y de cómo consiguió sobrevivir, irse a Estados Unidos y labrarse una vida buena. Me habría encantado haber podido asistir a esa conferencia. El caso es que cada vez que la veía siempre me impresionaba imaginarme su historia, no podía evitar admirarla. La pena es que nunca llegué a tener la oportunidad de conocerla más que como mamá de mi alumno.

Hubo un detalle que me llamó mucho la atención. Cuando fue el cumpleaños del niño lo celebramos en la escuela. La mamá trajo una tarta, salimos al patio y nos sentamos en una de las mesas de afuera para zampárnosla. El niño cumplía 6 añitos y fue el encargado de cortar la tarta. Pero cual no sería mi sorpresa cuando su mamá le dio el cuchillo para cortarla, un cuchillo que parecía un cuchillo de carnicero, debía de medir 30 cm. Yo me quedé alucinada que no le diera miedo que un niño tan pequeño usara un cuchillo tan grande, se podía cortar y mucho pero en fin, si a la mamá no le parecía peligroso a mi tampoco me lo debía de parecer.

Esta manera de celebrar los cumpleaños era la habitual, salíamos al patio y disfrutábamos de una buena tarta a la sombra, con esa temperatura deliciosa habitual en Asmara.

Mis alumnos eran todos niños de familias con dinero porque mi escuela era privada y cuesta bastante cara. En la clase de al lado estaban los de parvulitos y ahí había un peque italiano que no sabía nada de inglés. El pobre, a veces, se ponía a llorar por algo y, como las profes suyas no le entendían, me llamaban para que yo averiguara qué le pasaba. Benditos mis tres años de italiano en la escuela de idiomas, qué bien me vinieron en Asmara!

Yo iba a la escuela en taxi colectivo, que cogía al lado de mi casa. El taxi acababa su ruta en el centro y luego yo caminaba 7 minutillos. Eso al comienzo, hasta que conocí a todos mis compañeros de la escuela. Uno de ellos, Daniel, eritreo, tenía a sus padres viviendo al lado de mi casa, él vivía en otra casa en otra zona con su esposa y su bebé. Daniel, además de profe en la escuela, también trabajaba por las tardes en el negocio familiar, una floristería que tenían en el centro. Él, por las mañanas, antes de ir al cole venía, recogía a su padre( un señor que ya podía estar jubilado), lo llevaba a la floristería y luego seguía hasta su trabajo. Cuando Daniel descubrió que yo era vecina de sus padres se ofreció a llevarme al cole por las mañanas, invitación que yo acepté, claro, me venía super bien. Así que allá iba yo al cole con ellos. Lo gracioso del caso es que en ese coche acabamos hablando en 3 idiomas, 3 personas, 3 idiomas. En Eritrea el idioma prioritario, que más se habla, es el Tigriña, idioma que también se habla en Etiopía. Además del Tigriña también hablan otros idiomas pero se podría decir que ese es el mayoritario. Aparte del Tigriña la gente mayor también sabe el italiano, como consecuencia de la presencia italiana en el país desde fines del siglo XIX hasta la segunda guerra mundial. La gente joven sabe inglés, o al menos debería porque es obligatoria en las escuelas, por lo menos a partir del instituto. Así que el padre de Daniel hablaba italiano pero no inglés, y Daniel hablaba inglés pero no italiano. Y yo hablaba inglés e italiano pero no tigriña. Con lo cual en ese coche por las mañanas de camino a la escuela yo hablaba italiano con el señor y Daniel no se enteraba de nada, yo hablaba inglés con Daniel y su padre no se enteraba de nada, y ellos hablaban en Tigriña y yo no me enteraba de nada. ;-) Divertidísimo!!!!! Menuda anécdota más buena.

domingo, 22 de marzo de 2020

Eritrea, Corea del Norte, espías, locos, piedras y mosquitos

Y por fin nos llevaron a la escuela, porque al fin y al cabo, yo estaba en Asmara para trabajar no para parrandear. Es una escuela pequeña, sencilla y acogedora. Tiene un portón grande y un muro que la rodea. Cuando pasas el portón, a la izquierda, está la garita del vigilante de seguridad, y ya llegas al patio del cole, grande, cuadrado, de suelo de cemento. Al fondo, de frente, un edificio bajo y unos baños. En el lateral derecho el edificio principal, de dos pisos. En el lado izquierdo una fila de mesas de madera grandes con bancos corridos, techados para tener sombra, que es donde los niños comen su lunch, su merienda. En el último lado del cuadrado, a la derecha, los columpios bajo los árboles. Yo iba a ser la tutora de primero y mi aula estaba en el primer edificio que se ve al fondo, en el edificio bajo. Ahí hay dos aulas, la mía de primero y la de los pequeñitos de infantil. El resto de la escuela está en el edificio principal.

El primer día en la escuela, después de hacernos una visita guiada para que supiéramos dónde estaba todo, tuvimos una reunión en el despacho del director, solamente nosotros los nuevos, para darnos más informaciones que necesitábamos. En esa reunión, entre otras cosas, se trató un tema increíble, del que sólo se podría hablar, supongo, en Eritrea. No olvidemos que a Eritrea, al menos en esa época, se la consideraba la Corea del Norte de África. No sé si hoy se la sigue considerando igual, supongo que sí. El caso es que el director nos habló de que tuviéramos cuidado con lo que decíamos, cuidado con expresar nuestras ideas políticas acerca del país. Flipante! Nos advirtió de que todo lo que se hablaba en la escuela que fuese susceptible de desagradar al gobierno se acabaría sabiendo y podría tener consecuencias para nosotros mismos. Que tranquilos, que eso no significaría peligro para nosotros, sólo supondría que a lo mejor te echaban del país, te deportaban, de un día para otro. Alucinante! Nos recomendó que tuviéramos cuidado con lo que decíamos en la escuela porque, aunque todo el mundo, los eritreos que trabajaban en el cole, parecían muy majos, había espías, él, el director, no sabía quiénes pero sabía que alguien era espía del gobierno. Al fin y al cabo la nuestra es una escuela internacional y recibe a los niños de la comunidad extranjera en el país, además de niños eritreos, y el gobierno quiere saber qué se cuece en nuestro cole. Y no solamente en nuestro cole sino en todas partes en el país. Nos contó, además, que creía que el teléfono de su despacho estaba pinchado y que calculaba que debía de haber algún micrófono oculto en su despacho porque no se explicaba cómo era posible que algunas conversaciones que él había mantenido ahí luego se habían sabido. Increíble! Ahí fue cuando me di cuenta, de verdad, en qué tipo de país estaba. De todas formas, eso a mi no me afectaba para nada en mi vida porque yo no soy nada política, nada conflictiva en ese tema, así que sabía perfectamente que yo, en ese aspecto, no iba a tener absolutamente ningún problema. Pero claro, sí que condicionó algunas conversaciones durante mi estancia en el país, alteró el volumen de algunas charlas que llegué a tener en mi propia casa y truncó una entrevista de radio que surgió unos meses más tarde de la que hablaré en otro momento.

Nuestro dire nos contó una anécdota negativa que le sucedió a un compañero extranjero de la escuela el año anterior. Durante las fiestas de aniversario de la independencia del país, que se celebran todos los años en mayo, este compañero iba paseando por el centro de la ciudad con su novia italiana. Se pararon a ver el desfile y ella encendió un cigarrillo, con tan mala suerte que se ve que había una bandera eritrea cerca y, o bien se empezó a quemar, o bien casi se quema, no sé con seguridad ese detalle. El caso es que los detuvieron porque decían que querían quemar una bandera del país. Los tuvieron detenidos horas declarando, a ella creo que la tuvieron más tiempo que a él, a él lo soltaron antes aunque tuvo que volver a comisaría a declarar de nuevo, no recuerdo si sólo una vez más o más de una vez, no recuerdo ese detalle. Pero el caso es que, con toda esta movida, a ella la deportaron, de un día para otro, tuvo que recoger sus cosas y marcharse. Por una chorrada, por un detalle estúpido con un cigarrillo. Esta historia nos la contó el director y un tiempo más tarde me la contó el propio implicado, al que no deportaron porque él sólo iba acompañando a la chica y pudo continuar en el país. Así que esta historia es absolutamente real, y define muy bien el país. Luego, más tarde en mis dos años, alguna historia peor llegué a escuchar.

En este mismo despacho del director también nos reunimos un día, no recuerdo si fue este mismo día u otro, con un miembro de la embajada americana que nos dio unas pautas para mantener nuestra seguridad en el país. No es que el país sea especialmente peligroso, que no lo es, al menos para los extranjeros que no se meten en líos políticos, cosa que es fácil porque con no abrir la boca ya está. Pero aunque no es peligroso hay que tener unos ciertos cuidados, cosas de sentido común en todas partes, y yo siempre he sido precavida. 

El único "peligro" que yo percibí en Asmara fueron los locos. Madre mía, qué cantidad de locos hay en Asmara, es increíble!. Muchos locos caminando libremente por la calle, y muchos amputados en silla de ruedas. Impresiona. Impresiona y entristece a partes iguales. No olvidemos que Eritrea estuvo en guerra con Etiopía durante 25 años, que se dice pronto. Y esa guerra casi casi acaba de terminar, en 2016 celebraron sus 25 años de independencia. Es que se dice pronto, es que estos locos y amputados con los que me cruzo por la calle han vivido esta guerra, con sus horrores y sus traumas.. Y eso impresiona. Impresiona porque, entre otras cosas, me hace darme cuenta de lo privilegiada que soy, de lo privilegiada que he sido al haber podido vivir toda mi vida en un país en paz sin gravísimos problemas políticos o sociales. Impresiona. Yo creo que es lo que más me impresionó de Eritrea, o, al menos, lo primero que me impresionó de Eritrea. Y con uno de estos locos tuve un incidente, prácticamente en mi primera semana, incidente menor pero que ya me hizo estar alerta con todos los locos de la ciudad siempre.

Yo iba caminando tranquilamente por el centro de la ciudad por una calle concurrida, sin hacer nada raro, nada especial, cuando me crucé con uno de estos locos que venía con una sonrisa de oreja a oreja. Lo que no vi fue que llevaba también una piedra bien grande en la mano, y no se le ocurrió nada mejor que tirarme esa piedra a una pierna. Ostras, el daño que me hizo. Yo me puse a gritarle, (en español, claro, cuando uno está enfadado los tacos e insultos salen en tu idioma materno) pero el tipo ni caso, se partía de la risa y se fue. Pero es que el colmo es que había unos chicos en un coche aparcado allí al lado y se partían de la risa ellos también, los muy capullos. Ahí sí que flipé, qué menos que preguntarme si estaba bien o algo. Pero nada, ellos se partían de la risa. Supongo que les hacía gracia oírme despotricar en español. El caso es que la gracieta del loquito me provocó un moratón en la parte interna del muslo del tamaño de la palma de mi mano, moratón bien oscuro que me duró un montón de tiempo. Lo bueno es que este fue mi primer y único incidente con los locos de Eritrea, probablemente porque de esta ya aprendí mi lección y siempre caminaba alerta de no pasar cerca de ninguno.

Así que cuando en el despacho del director nos reunimos con el representante de la embajada americana le conté este incidente del que tomó nota para añadirlo en la web del ministerio de asuntos exteriores americano, en la sección de recomendaciones de viaje en Eritrea, las precauciones que hay que tener. Lo gracioso de este detalle es que al año siguiente, mientras charlaba con uno de los profes nuevos y le advertía contra los locos, le conté este incidente y me dijo, "Anda, fuiste tú? Es que mientras me preparaba para venir a Eritrea leí las recomendaciones de viaje del Ministerio americano y aparecía este incidente reflejado." Qué gracia, hasta acabé apareciendo en esa web!!

En fin, que todos los males sean esos. La suerte es que la piedra acabara en mi muslo y no en mi cabeza, eso habrían sido palabras mayores. Pero el caso es que incidente con locos y piedras no sólo lo tuve yo, también lo tuvo mi nuevo dire, Colin. Bueno, en realidad amago de incidente, afortunadamente, porque no pasó nada en realidad. Un día llegaba a su casa en coche con su hija de 5 años. Estaba sacando las cosas del coche mientras la niña seguía sentada en el asiento trasero cuando vio a un loco con una piedra enorme plantado al lado de la puerta del coche donde estaba la niña. A Colin se le heló la sangre, por un instante pensó que le iba a tirar la piedra a la niña, pero afortunadamente el tipo se dio la vuelta y se fue. Madre mía, la que se podría haber liado, mejor ni pensarlo. 

En fin, parece que los locos eritreos tengan una afición especial por las piedras, verdad? Pues lo curioso es que nunca más pasó nada similar, es como si por algún motivo se dieran cuenta de que éramos recién llegados en el país y era su forma de darnos la "bienvenida" pero el caso es que nunca más, 0 incidentes de ese tipo. Lo que me hace recordar un detalle con los mosquitos en Houston. 

En mi primer año en Houston cuando iba a la piscina de la urbanización los mosquitos me acribillaban, era una cosa terrible, me devoraban. Pero no sólo a mi, a todos los novatos. Podíamos estar en la piscina 10 amigos, 5 novatos y 5 veteranos. Pues oye, los mosquitos se cebaban con los novatos y a los veteranos los dejaban en paz, debían reconocer nuestra sangre nueva o qué pero así era, menudos picotazos, madre mía!! Lo bueno? Pues que en mi segundo año en Houston los mosquitos me dejaban en paz y se cebaban con los novatos! ;-)

sábado, 21 de marzo de 2020

Primeros dias en Asmara, primeros amigos, transporte y electricidad.

La primera semana, los primeros días en Asmara, no los recuerdo con tanta definición como el primer día, pero sí recuerdo algunas cosas que hice, que hicimos. Estos primeros días estuvieron marcados por el hecho de que los novatos estábamos mucho tiempo juntos porque había algunas cosas que teníamos que hacer simplemente por el hecho de ser recién llegados en el país. Una de ellas, obligatorio, era un chequeo médico que incluía una prueba de rayos x y una analítica. Así que una mañana nos llevaron al hospital a hacernos las pruebas. Todo bien, lo único malo es mi permanente temor a las agujas y lo mal que lo paso cuando me tengo que hacer una analítica así que, como siempre, mientras me pinchaban yo me dediqué a hablar como una locomotora con mi médico, para intentar pensar en otra cosa y no marearme, al menos no marearme mucho, no era plan de salir de ahí mareada y que mis compañeros me tuvieran que ver así.

Nuestro director, Paul, nos llevó a hacer una visita guiada de la ciudad en su coche para que tuviéramos una idea de dónde estábamos. Nos llevó también al único hotel de 4 estrellas de la ciudad y del país, el Asmara Palace, el único, además, con piscina a la que podíamos acceder, además de al gimnasio, porque la escuela pagaba nuestras cotas, requerían membresía. Este hotel tiene muy buena pinta, un aire muy occidental y suele reunir ahí a mucha de la comunidad de expats, de extranjeros viviendo en el país, porque además tiene un par de restaurantes, cancha de tennis y no recuerdo si algo más.

Mientras Paul nos enseñaba las instalaciones se encontró con una amiga suya de Trinidad y Tobago, Charlene, que nos presentó. Ella nos comentó que esa noche había quedado para cenar con unos amigos y nos invitaba a unirnos a su cena. Nosotros, que no teníamos ningún plan mejor, le dijimos que sí, claro, así que ya organizamos para quedar por la tarde en que nos iba a recoger con su coche en un punto de la ciudad muy conocido. Así que genial, ya teníamos plan para esa noche, especialmente conveniente porque además era sábado y se podía hacer un poco deprimente haberse quedado sola en casa.

Pues fuimos a cenar. Charlene nos recogió con su cochecito y nos llevó al restaurante. El grupo de amigos era un grupo grande de expats, gente de todas partes: turca, francesa, finlandesa, nepalí, etc. Parecíamos las naciones unidas. Recuerdo especialmente al chico nepalí que era simpatiquísimo, no paraba de contar historias y todos partidos de la risa. Yo me senté al lado de la chica turca, Ozge, muy maja, todo sonrisas, también recién llegada al país hacía nada. Trabajaba en la embajada turca, donde trabajaban 4 y sólo había un ciudadano turco en el país, no se podía quejar, 4 personas trabajando para él, buenas risas nos echamos a cuenta de eso. Ozge me cayó genial y ya intentamos intercambiar teléfonos pero como ella también estaba recién llegada aún no tenía línea telefónica así que me dio el teléfono de su trabajo y del hotel en el que se estaba alojando mientras no encontraba una casa para alquilar, lo que me hizo darme cuenta de la suerte que tuve teniendo casa y teléfono nada más llegar, un lujo. Con el nombre de Ozge tuve también que utilizar truco para recordarlo porque me era muy raro, claro. Recordaba siempre el nombre de Óscar y ya de ahí me salía su nombre. A ella le sorprendía que yo recordara su nombre tan rápidamente. Ja! lo que no sabía es que había truco ;-)

De esta cena salió otra unos días más tarde con este mismo grupo de gente, cosa que fue un lujo, foi chegar e encher.

En estos primeros días salí bastante con Scott, al fin y al cabo éramos la única persona que conocíamos. También nos empezó a llamar para quedar Simret, la compañera del cole que habíamos conocido en nuestra primera noche en la pizzería. Muy maja Simret, un detallazo por su parte el llamarnos porque sabía que estábamos solitos en casa y se imaginaría que estábamos muertos del asco y del aburrimiento. Yo por lo menos no lo estaba, no sé Scott, creo que tampoco, porque es músico y sé que pasaba muchas horas tocando su guitarra y cantando pero bueno, siempre es mejor salir y socializar. Y es que, aparte de estar solos en casa, había que lidiar por las noches con la falta de electricidad en las casas. Por el día no había problema, había luz natural y electricidad la mayor parte del tiempo, además de que mi casa era super luminosa, pero al caer la noche te quedabas a oscuras, no todo el tiempo pero sí mucho. Yo ya sabía de esto, ya Paul me lo había advertido durante nuestra entrevista telefónica antes de firmar el contrato, así que me había venido de España con varias linternas y cargada de pilas y velas. En mi casa tenía luz hasta las 6 de la tarde más o menos. A esa hora se iba y no volvía hasta las 10 y pico de la noche. Luego se volvía a ir a alguna hora de la madrugada y regresaba en torno a las 6 de la mañana. Todo esto te obligaba a tener la linterna a mano en cuanto anochecía y siempre asegurarte de que llevabas una en el bolso cuando salías por la noche porque la oscuridad no era solamente en tu casa sino también en gran parte de la ciudad, había zonas más iluminadas que otras pero bastante oscuridad en general, y especialmente en mi calle, que no estaba en el centro centro.

El barrio en el que yo vivía se llama Tiravolo. Es un barrio muy bonito, residencial, con casas con jardín, algunas tan bonitas que si pudiera me traía alguna para España. Mi casa estaba en una calle sin asfaltar, de tierra y piedras. A 3 minutos caminando llegas a una calle principal, bien asfaltada y por donde pasan los coches. Desde ahí, caminando 25 minutos, llegas al centro. Hay autobuses también pero nunca llegué a montarme en uno ni descubrí qué línea tomar para ir al centro ni nada, aparte de que los autobuses suelen ir masificados, tanto que cuando veía que algún autobús se paraba a recoger gente yo flipaba porque ya venía cargado hasta los topes y parecía imposible que pudiera caber nadie más. Pero cabía alguien más, siempre cabía alguien más. Con todo esto la alternativa para el autobús era el taxi.

Había tres opciones con el taxi: una era parar un taxi para ti sola y que te llevase a donde tú quisieras. Lo normal, vaya. Segunda opción: tener el teléfono de un taxista de confianza y llamarlo para que te venga a recoger a tu casa o a donde sea. Tercera opción para mi: ir a la calle principal al lado de casa y apostarme ahí a esperar a que parara un taxi colectivo, que hacen determinadas rutas, y si hay hueco en el coche lo compartes con los demás pasajeros a un precio barato. Esta era la mejor opción y mi favorita, la más divertida para mi. A veces te tocaba esperar más de la cuenta pero lo normal era que no esperases mucho, menos de 5 minutos. En el taxi me plantaba en el centro en 5/10minutos. Y para regresar a casa lo mismo pero mejor porque en el centro había varias paradas de taxi, tú le decías a donde ibas, el nombre del barrio, Tiravolo, y si el taxista iba a ir hacia ahí te montabas en el taxi y esperabas a que se llenara. Como Tiravolo es una zona de movimiento de gente lo habitual es que el taxi se llenara rápidamente y pronto estuvieras en movimiento hacia tu casa. Eso sí, al volver a casa de noche tenía, como ya dije antes, que asegurarme de llevar SIEMPRE mi linterna en el bolso porque al bajarme del taxi tenía que caminar esos pocos minutos por mi calle no asfaltada y con poquísima luz. Los eritreos están habituados a eso, a caminar a oscuras por la noche pero yo no, yo no conseguí habituarme nunca así que mi linterna era sagrada, al salir de casa siempre me aseguraba de que la llevaba.

Yo de España me había traído unas pocas linternas pequeñas, lo que pude encontrar. Pero al poco de llegar a Eritrea, a las pocas semanas, me recomendaron comprarme una linterna solar que casi todo el mundo tenía y eso me cambió la vida, la verdad. Era bastante grande pero manejable, te daba la opción de poder cargar el teléfono y tenía también puerto usb. Se convirtió en mi mayor tesoro! ;-) Por la mañana la dejaba en el porche de la casa a cargar y al anochecer la recogía. Iluminaba tanto la casa que parecía que tenías las lámparas encendidas y como tenía un tamaño estupendo y manejable la llevabas de un lugar a otro de la casa y te sentías perfectamente cómoda e iluminada, la falta de electricidad dejó de ser un problema. Bueno, en realidad nunca lo había sido porque no me molestaba pero supongo que tras mucho tiempo a golpe de linternas calculo que me habría hartado pero con esta lámpara estaba super a gusto. Eso sí, yo no la tenía todo el tiempo encendida. Si estaba por las noches en casa, sin luz, yo me dedicaba a leer en mi ebook. Como el libro ya tenía luz incorporada lo que hacía era encender varias velitas en el salón y ya está, por no estar totalmente a oscuras, y la verdad es que era super chulo, me gustaba muchísimo, lectura tranquila a la luz de las velas, delicioso.

En Eritrea aproveché a ponerme las pilas con la lectura, aproveché a leer muchísimos libros que tenía atrasados, todos en español. Y es que, mientras estaba en España, intentaba alternar un libro en inglés y otro en español, o dos en inglés y uno en español, para no perder mi inglés. Pero ahora, estando en Eritrea toda, absolutamente toda mi vida era en inglés porque no había nadie que hablara en español. Así que mi única opción de hacer algo en español era leer mis libros. Y eso me sentaba de lujo. Todas las tardes, al volver del cole, me metía unas buenas sesiones de dos o tres horas de lectura. Una gozada.




viernes, 20 de marzo de 2020

Primer día en Asmara

Mi primera noche en Asmara la pasé en un hotel, a donde nos llevaron directamente del aeropuerto porque llegamos de noche. Por la mañana, tras el desayuno en el hotel, vino a buscarnos el director del cole, Paul. Allí mismo en el hotel estaba otra familia de profes nuevos del cole, con sus dos hijos de 5 y 8 años. El padre, Colin, iba a ser el nuevo director de la escuela, el que yo había conocido era el anterior y estaba pasando en Asmara sólo dos semanas para ayudarle al nuevo en la transición. El director saliente nos explicó en qué iba a consistir el día y nos dio una primera cantidad de dinero generosa para nuestros gastos antes de que cobrásemos el primer sueldo. No está nada mal, llegar y ya te están pagando antes de que hayas hecho nada, así da gusto, una manera excelente de llegar!

Recogimos nuestro equipaje y nos llevaron a cada uno a sus casas respectivas, alojamiento proporcionado por la escuela, gratis para nosotros. Genial! Fuimos primero a llevar a Scott, mi compañero novato a su casa, un apartamento majete. Luego me llevaron a mi a la que sería mi casa. Yo estaba nerviosilla, rezando para que me gustase. Y me gustó, vaya si me gustó! A diferencia de mi compañero con su apartamento a mi me adjudicaron una casita con jardín. Yo estaba flipando porque era mejor de lo que me esperaba. Una decoración algo pasadilla de moda pero, vamos, muy chula, amplia y luminosa, el único cuarto con poca luz era la cocina. Tenía 3 dormitorios amplios, buenos armarios, un baño grande y un salón super amplio. Ya me gustaría a mi poder tener esta casa con su jardín en España, ya me gustaría a mi. Le cambiaría la decoración, sí, pero el espacio es el espacio.

En la parte trasera de la casa vivían los dueños, un matrimonio ya jubilado y su asistenta. Me los presentaron y me explicaron que esa asistenta podía ser mi asistenta y cocinera si yo quería, hasta me podía ir a hacer la compra. No me lo pensé y acepté, me facilitaba la vida sin duda, a mi que no me gusta cocinar ni trajinar en la cocina, y mucho menos en un país desconocido.

Como digo, en la parte trasera de la casa vivían los dueños con su asistenta. Como la casa tenía jardín se ve que ellos habían aprovechado un espacio del jardín para hacerse un apartamento, en donde vivían ellos, y así podían alquilar la vivienda principal.

En cuanto todo esto quedó arreglado los del cole me llevaron a ver dónde estaba la tienda de alimentación más cercana para que yo pudiera hacer una primera compra de emergencia. La tienda, afortunadamente, estaba muy cerca de casa, a 5 minutos caminando, y era totalmente seguro. Así que los del cole se marcharon pero acordamos en que esa tarde-noche me iban a recoger para ir a cenar en un restaurante, todos juntos los nuevos.

En cuanto me quedé sola en casa me puse a organizar mi equipaje, colocar cada cosa en su sitio y me fui a la tienda. Fui fijándome bien en el camino no fuera a ser que me perdiera. En ese sentido iba muy alerta porque la idea de perderme no me hacía ninguna gracia. La tienda de alimentación era razonablemente grande, tenía prácticamente de todo y hablaban inglés, cosa muuuuy importante. Hice mis compritas, conseguí llegar a casa sin problemas y estuve en casa haciendo cosas, viendo la tele y leyendo hasta que me vinieron a buscar para ir a cenar.

Lo que recuerdo más vívidamente de esa primera noche es la oscuridad en la calle, mientras íbamos en coche al restaurante que estaba en el centro de la ciudad, en la calle principal, era tanta la oscuridad que pensé que había un apagón. Ingenua de mi! Apagón, ja! Además de esa oscuridad me llamó la atención que había mucha gente por la calle, y que era una calle muy bonita, en la medida que la podía ver. No es que estuviera totalmente a oscuras pero vaya, había muy poca luz en la calle.

También me sorprendió el restaurante. Fuimos a una pizzería estupenda, un local muy bonito, donde comí una de las mejores pizzas que haya tomado nunca. Allí, además de los profes que ya había conocido, pude conocer también a una compañera eritrea de la escuela, Simret, una chica encantadora. Su nombre, evidentemente, era totalmente nuevo para mi, nunca había conocido a nadie de Eritrea así que para intentar recordar su nombre lo relacioné con las tarjetas Sim y luego malo sería que no consiguiera recordar el resto. Este truquillo lo fui haciendo casi con todo el mundo para recordar sus nombres porque si no me iba a ser imposible, demasiados nombres nuevos y "raros" para mi. Tras la cena nos dieron tarjetas telefónicas para poder estar comunicados, cosa que es habitualmente muy difícil de conseguir cuando acabas de llegar al país pero fuimos unos privilegiados de conseguirlas ya en nuestra primera noche. Tarjetas telefónicas para teléfonos sencillos, nada de internet en el móvil, nada de WhatsApp ni Facebook ni correo electrónico, sólo llamadas y sms, y ya. Y te das con un canto en los dientes. Y te das por satisfecho. No nos pilló por sorpresa porque ya lo sabíamos, ya lo sabíamos desde el momento de la entrevista.

Como yo ya sabía que en Eritrea el acceso a internet y a la electricidad eran escasos ya me había puesto las pilas y antes de venir me había comprado un libro electrónico en donde me había metido algo así como 30 libros que me apetecía leer desde hacía tiempo. Además, me había asegurado que este libro tuviera luz incorporada y que su batería aguantase bien porque a saber cada cuanto lo podría cargar. Afortunadamente, me encanta leer y vi Eritrea como una gran oportunidad para ponerme al día en lecturas atrasadas, como así fue. El libro me salió bastante bueno y no necesitaba cargarlo más que una vez al mes, y aún lo tengo y lo uso a diario.

Tras la cena en la pizzería nos llevaron a casa, y así acabó mi primer día en Asmara.


Primer vuelo a Eritrea

En agosto de 2014 llegó por fin el momento de dar el salto y mudarme a Eritrea, con las bendiciones de algún@s poc@s y las miradas de "estás loca" de la mayoría. Pero una tiene que hacer lo que tiene que hacer. De primavera a agosto tocó papeleo, dejar mi casa lo más recogida posible y calmar los nervios. Curiosamente, esta vez no estaba tan nerviosa como cuando me fui a Estados Unidos, probablemente porque ya estaba curtida en situaciones así de salto al vacío. Recuerdo que cuando me fui a Houston la sensación era como si estuviese a punto de saltar de un acantilado con los ojos vendados, sin saber lo que me iba a encontrar. Esta vez no. Esta vez sabía que iba a un lugar desconocido pero no tenía esa sensación tan escalofriante de salto al vacío. Probablemente por lo bien que me lo había vendido mi director.

El día llegó. Mi hermano me llevó al aeropuerto de Vigo, donde haría la ruta Madrid-Cairo-Asmara. Pero la aventura empezó con mal pie. Resulta que no podía montarme en ese avión porque había un error con el nombre que aparecía en la reserva. Cuando trabajas en una escuela internacional es la propia escuela, habitualmente, la que se encarga de comprar tus vuelos de ida y vuelta al país, te lo pagan ellos(cosa que, por otra parte, está genial, claro, te sientes como una marquesa, te montas en un avión de gratis, estupendo). Pero claro, la persona que me compró el billete, allá en Eritrea, es un eritreo, lógicamente, y no está familiarizado con los nombres españoles, no sabe cuál es nombre y cuál es apellido así que se lió y me cambió los apellidos por el nombre, los cambió de sitio y eso provocó que yo tuviese ese problema. La verdad es que yo no me había fijado cuando me enviaron los billetes por correo electrónico, me fijé en la ruta, la fecha y los horarios pero no en el nombre así que cuando me encontré con esa sorpresa fue un disgusto. Y ahora qué hago!?

Yo sabía que mi director estaba viajando también ese día, desde Australia, también vía Egipto. Y sabía que cuando yo llegase a Egipto me lo iba a encontrar en el aeropuerto. Yo tenía su número de teléfono y el de la escuela así que me puse a llamarlos por teléfono, con pocas esperanzas de que me respondieran, la verdad, como así fue, nadie me respondió. No sabía qué hacer: me compro yo un billete de avión ahora mismo, me monto en este avión, tiro para Eritrea y ya les explicaré el problema en persona y ya veremos cómo lo resolvemos? Y rezando para que esta idea les parezca bien y me reintegren el dinero del vuelo! O bien me quedo en tierra, pierdo este vuelo porque me quedo a la espera de instrucciones por parte de la escuela, no vaya a ser que les parezca mal que yo compre otro vuelo sin haberles consultado? Dudas, dudas, dudas, y sin tiempo en realidad para decidir porque el único tiempo del que disponía para decidir era el tiempo que duraba la facturación.

Al final me decidí por la primera opción: comprar el vuelo, tirar para Eritrea y que sea lo que Dios quiera. Estábamos mi hermano y yo en la ventanilla de la compañía, no en la de facturación, allí intentando resolver el problema con la azafata que nos estaba ayudando, muy maja por cierto. Menos mal que mi hermano estaba ahí conmigo porque si no no habría podido comprar el vuelo básicamente porque mi tarjeta tiene un límite de gasto y ya lo sobrepasaba así que tuve que tirar también de la tarjeta de mi hermano. En fin, que con todos estos trajines nos tiramos un montón de tiempo en esa ventanilla con esa azafata, mientras decidíamos qué hacer, mientras yo llamaba a mi dire, a la escuela, les enviaba emails... Un trajín. Con lo cual cuando nos pusimos a comprar el billete ya era in extremis porque el mostrador de facturación ya estaba a punto de cerrar, y eso que yo había sido de las primeras en (intentar) facturar! Menos mal que fui con tiempo al aeropuerto, menos mal!!!!! Así que compramos el billete y corriendo me fui a facturar, y disparada al avión.

La verdad es que fue una manera de empezar el viaje mala, ciertamente mala. Todo el vuelo Vigo-Madrid fui angustiada, rezando para que a la escuela les pareciera bien mi decisión de comprar por mi cuenta y riesgo. Pero luego, mientras esperaba en Madrid por mi siguiente vuelo decidí que ya no me iba a preocupar, que lo que tenía que hacer era disfrutar de mi vuelo, de la aventura que estaba empezando, disfrutar de la ilusión que me hacía, y así hice.

Al llegar al aeropuerto del Cairo me fui directa a mi puerta de embarque para Asmara. La suerte era que la mayoría de los pasajeros de ese vuelo eran eritreos con lo cual sería muy fácil reconocer a mi director, un blanco australiano, que iba acompañado de otro compañero novato como yo, también australiano. Así fue. En cuanto llegaron a la puerta de embarque ya los reconocí, y lógicamente, ellos a mi también. Ya mi dire había visto mis emails y ya me tranquilizó, diciéndome que había hecho lo correcto, y que menos mal que lo había hecho porque si no a saber cuánto habrían tardado en conseguirme otro vuelo. Así que genial.

Mi dire me cayó genial al instante, es una de esas personas cálidas, con una sonrisa permanente en la cara, que caen bien a todo el mundo. Fue una suerte haber llegado a Asmara con él porque ya él sabía el proceso que teníamos que pasar en el control de inmigración lo que nos facilitó las cosas.

Era madrugada cuando aterrizamos en Asmara. Al salir de la terminal estaban esperándonos dos personas de la escuela con dos coches que nos recogieron y nos llevaron al otro novato y a mi a un hotel donde pasamos nuestra primera noche en Eritrea.

Me llamó la atención la manera en la que se saludaron  el dire y estos hombres. Se dieron la mano y chocaron el hombro derecho tres veces, cada vez más fuerte. Primera cosa diferente de un país diferente.


jueves, 19 de marzo de 2020

Eritrea, capítulo 0

Tras estar un año buscando trabajo en África y no conseguir nada de lo que yo quería tocó replantearse cosas. Me apetecía irme de nuevo a esos mundos de Dios, quería África, pero si no podía ser África decidí ampliar horizontes a otros sitios exóticos. También, empecé a barajar las opciones de presentarme a las oposiciones para Personal Docente en el exterior, opos que son muy difíciles pero que si las consigues están genial. Son oposiciones para profes ya funcionarios, para trabajar en escuelas españolas que están en el exterior. Tienen unas ciertas peculiaridades pero están muy bien. La verdad es que me empezaba a apetecer ese tema también pero, evidentemente, lo que no me apetecía era estudiar. Así que me planteé seguir con mi búsqueda de las escuelas internacionales un año más y, si no lo conseguía, plantearme lo de estas oposiciones.

Con todo esto en mente, en el curso 2013/2014 me puse manos a la obra de nuevo en mi búsqueda de un puesto de trabajo en una escuela internacional, en algún lugar majete en África como primera opción, y en algún lugar exótico del resto del mundo como segunda opción. La verdad es que fue muy trabajoso, no paraba, parece una chorrada pero ocupó todo mi tiempo libre, le metí horas y más horas. No recuerdo si tuve alguna oferta de algún sitio, la verdad. Pero en primavera, de nuevo, volvió a salir una vacante en la escuela internacional de Asmara, Eritrea. Ya la conocía yo esta escuela del año anterior, en que nos habíamos puesto en contacto, había tenido una oferta de empleo suya que finalmente había rechazado. Pero esta vez, visto lo visto, viendo que mis posibilidades de éxito eran mínimas, me decidí a intentarlo en Eritrea, me di cuenta de que probablemente esta sería mi única oportunidad, esta escuela podría ser la llave que me abriera la puerta a futuras opciones que me apetecieran más.

Era Semana Santa cuando hice la entrevista con el director de la escuela. Acordamos en que me llamaría por teléfono al día siguiente. Yo, lógicamente, estaba nerviosa. Además, hacer una entrevista de trabajo al teléfono, en inglés, con un australiano, que pudiese tener un acento tremendo, difícil de entender, me metía miedo. "Y si no entiendo su acento? Y si me hace una pregunta importante y no le entiendo por el acento?" Ahí se podría ver si mi nivel de inglés era suficientemente bueno o no, me jugaba mucho sólo con esa chorrada de su acento. Pero el caso es que, en cuanto empezó la entrevista, todo fluyó perfectamente bien, su inglés era facilísimo de entender aparte de ser un tipo encantador. Además, la entrevista no fue tanto un "examen" a mis conocimientos o habilidades sino más bien una exposición por su parte de las maravillas y ventajas de vivir en Asmara y trabajar en la Asmara International Community School. Tan bien me lo pintó que le dije que sí. Ya pensaba decirle que sí porque yo ya había hecho mis deberes y ya había investigado todo lo que pude del país pero como me lo pintó tan bien ya no hubo ningún resquicio de duda. Me quedé con una frase suya: " Our children are a pleasure to teach".

Esto es lo que dice el Ministerio acerca de Eritrea a día de hoy: http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/ServiciosAlCiudadano/SiViajasAlExtranjero/Paginas/DetalleRecomendacion.aspx?IdP=59 . Mientras yo lo estaba investigando en 2014 en esta web hablaban de los peligros en la frontera con Etiopía y Sudán, la carretera a Massawa y unos sitios más y decía que Asmara era segura. Mi planteamiento entonces fue: Si yo voy a estar en Asmara fundamentalmente, qué se me pierde a mi yendo a esos sitios peligrosos? Así que p'alante!

Por tanto, a partir de ahí empezó la vorágine de irme, de organizarlo todo para poder estar el 1 de agosto en Asmara. Lo primero fue anunciarlo a familia y amig@s. La mayoría de la gente se pensó que yo estaba loca, por irme, por dejar una posición cómoda y fácil aquí, con mi trabajo, mi casa, mi coche, todo fácil y resuelto. Pero todo tan predecible que me mataba de aburrimiento, me sentía como un hámster en su jaula, solo corriendo en su rueda, quería algo más. Además, era irme pero con las espaldas cubiertas, al fin y al cabo soy funcionaria y tendría un lugar a donde volver. Eso sí, al irme tendría que hacerlo por dos años sí o sí, al pedir la excedencia esta tendría que ser por dos años a la fuerza, lo que me hizo plantearme algunas opciones en caso de que la aventura saliese mal: regresar, buscar trabajo en una escuela privada, dar clases particulares, alquilar el dormitorio extra, en fin, opciones para sobrevivir esos dos años que me tocasen estar sin trabajar como funcionaria. Recuerdo un detalle bonito de cuando pedí la excedencia, que supongo que no solicita mucha gente. Y es que al poquito de pedirla me llamaron por teléfono de Santiago, una funcionaria, para verificar que yo sabía que ese tipo de excedencia implicaba estar dos años fuera del sistema, no fuera a ser que me hubiese equivocado y yo planease haber pedido otro tipo de excedencia en realidad, porque mi error entonces habría sido monumental. Le confirmé a la señora que sí, que yo pedía esa excedencia de dos años, que quedara tranquila que no era un error, y me respondió con un "Ah, bueno" que me encantó, la pobre estaba preocupada por mi, qué linda. Fue un detallazo por su parte llamarme para verificar.

Desde abril hasta agosto todo fue un no parar: terminar el curso en mi cole, hacer unos pocos papeleos que me pedía la escuela de Eritrea y, sobre todo, calmar mis nervios, mi stress, que me provocaron una ansiedad morrocotuda que me hizo estar de baja unos días, para frenar el ritmo que había sido demasiado intenso ese curso.

Escuelas internacionales: calentamiento y búsqueda activa.

En el curso 2012/2013 decidí ponerme en marcha y buscar trabajo en una escuela internacional en África. Eso, que pudiera parecer una chorrada, me llevó muchísimo tiempo. Y no veas la de geografía y situaciones políticas que aprendí!

En primer lugar tuve que investigar cómo acceder a estas escuelas, porque no tenía ni idea. Le pregunté a algún@s amig@s de mi época de Houston que pudieran saber algo al respecto, y con un contacto aquí y otro contacto allí, un email de unos y un email de otros, poco a poco me fui formando una idea de cómo y por dónde tirar. Así que acabé descubriendo de la existencia de Search Associates, que es una compañía que se dedica a poner en contacto escuelas con profes que quieren trabajar en ellas, todo vía internet.

Tuve que preparar mi Currículum Vitae, una carta de presentación, referencias de anteriores directores míos y un par de cosas más. La verdad es que fue laborioso, llevó tiempo. En cuanto estuvo todo listo ya estuve preparada para salir al mercado de las escuelas internacionales, ya los directores podían ver mi información. Todos los días recibía un email con las ofertas de empleo que iban surgiendo en las diferentes escuelas y si había algo que me pudiera interesar yo les podía escribir.

Este curso yo sólo quería África así que, aunque recibí un par de emails de una escuela de Venezuela y de otro lugar más, no me interesaron. Yo sólo quería África pero no cualquier sitio, no a cualquier precio. Todos sabemos que es un continente difícil en muchos lugares, bien sea por enfermedades o guerras así que, aunque me apetecía mucho, no era plan de ir a cualquier sitio. Así que, cada vez que salía alguna vacante en algún lugar yo me ponía a investigar cómo estaban las cosas en ese sitio, no fuera a ser que me metiera en la boca del lobo por algún motivo. Aventurera sí pero con sentidiño (aunque a los demás les pareciera una locura per se).

El caso es que siendo españolita, con título de una universidad española, mis posibilidades eran mínimas, aunque tuviera experiencia de tres años en Estados Unidos. No es que no tuviera posibilidades pero la verdad es que eran mínimas. Pero aún así yo lo intenté, no se consigue lo que no se intenta, al menos intentarlo, no perdía nada. Con todo esto, durante este 2012/2013, envié solamente 13 emails a 13 escuelas de países que vi que estaban bien, países razonablemente seguros o muy seguros.

Yo de África no sabía mucho, y sólo conocía en persona tres países, Marruecos, Senegal y Gambia, porque había estado en ellos de viaje. De los demás ni idea, sólo sabía lo que aparecía en los medios de comunicación. Pero tras mi buena experiencia en Senegal vi que era un país más seguro y más tranquilo de lo que en según qué lugares pudieras leer. Decidí leer, aparte de otras informaciones de otros medios, siempre la página del Ministerio de Exteriores español, en la sección de Recomendaciones de viaje, las fichas de cada país que me interesara para tener una idea global del país, aprendiendo también a leer entre líneas, porque a veces lo que lees, de entrada, puede asustar un poco, pero si lees con detenimiento y sabiendo leerlo, puedes ver la información que necesitas. Me sirvió de ejemplo leer lo que ponían de Estados Unidos en esa época, y lo que ponían de Houston más concretamente. Hablaban de una serie de peligros que yo no vi ni viví en ningún momento lo que me sirvió para aprender a leer entre líneas. Esto es lo que ponen a día de hoy:
http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/ServiciosAlCiudadano/SiViajasAlExtranjero/Paginas/DetalleRecomendacion.aspx?IdP=63

La información que ponen es, básicamente, lo malo para que estés alerta, lógicamente, porque claro, de lo bueno no te van a hablar, ya lo vivirás tú por tu cuenta.

Además de investigar la situación política, sanitaria y de seguridad de los países que iban teniendo vacantes a menudo tuve que estudiar también geografía porque no tenía ni idea de dónde estaban esos países. Eso me pasó con Eritrea. A finales de este curso 2012/2013 salió una vacante en la escuela de Asmara, Eritrea. https://www.aicseritrea.com/

Yo ni idea de dónde estaba Eritrea, ni me sonaba ni la colocaba en el mapa, no sabía ni en qué continente estaba. Así que investigué un poco y descubrí que estaba en el cuerno de África, pegada a Etiopía. Investigué un poco más y tras ver lo que ponía en la web del ministerio de exteriores acerca de este país me animé a escribirles. Al día siguiente tuve respuesta del director de la escuela, a quien le interesó mi CV y se mostraba interesado en contratarme. Yo investigué un poco más pero al final me eché atrás: Eritrea no me resultaba tan atractiva como yo querría, a mi me apetecía el África negra y ese país me resultaba descafeinado, no me llamaba la atención y pensé que no debía aceptar esa oferta porque a lo mejor aún podría llegarme alguna otra oferta de algún lugar de los que a mi me apetecían en realidad. Así que finalmente le dije que no.

Escuelas internacionales, capítulo 0

Pues después de mi primer viaje apasionante a la maravillosa Senegal, de rule por gran parte del país con mis tres amigas, siempre bordeando la costa, me quedé con ganas de más. Así que al año siguiente regresé sola, y me pasé un mes en Kafountine, inicialmente para colaborar con una ONG  que habíamos conocido en el primer verano, colaboración que se truncó por causas ajenas a la ONG y a mi misma, así que me acabé pasando ese mes en un hotelito estupendo, y barato!, de un español encantador, Amador, un tipo de Valladolid, gran conversador, buen cocinero y buen anfitrión. Su hotel, Mamá María, está al lado del mar, en una playa kilométrica preciosa, de la que sólo le separa una duna y su jardín. La verdad es que es un lugar alucinante. Este es el enlace del hotel por si os picara la curiosidad: https://hotelmamamaria.wordpress.com/

Kafountine es también un pueblo que merece la pena, muy hippie, lleno de rastas, reggae y plantaciones de marihuana, lo que le da un ambiente muy especial. Yo no fumo nada de nada así que el tema marihuana no me interesa en absoluto pero sí es cierto que es un lugar que supongo que debe evocar a Jamaica(por cierto, Dania querida, aún tenemos ese viaje a Puerto Rico y Jamaica en la lista de espera. Algún día, imshallá!).

En fin. El caso es que tras dos veranos en Senegal la fascinación por África se me metió en el cuerpo y me quedé con ganas de más. Y ahí fue cuando se me encendió la bombilla y me acordé de algo que me había comentado Laurita, una de mis amigas de mi época de Houston. Ella había estado trabajando un tiempo en Tailandia en una escuela internacional. Yo no tenía ni idea de la existencia de las escuelas internacionales ni de cómo funcionaban ni nada de nada. Pero me hice una nota mental al respecto, un recordatorio de su existencia por si algún día optaba por ellas. Y ese día estaba llegando. Poco a poco la necesidad de irme de nuevo iba creciendo más y más. Ya llevaba 2 años de vuelta en España y ya la vida volvía a ser rutina. La curiosidad por dar el salto y las ganas de mudarme de nuevo, pero esta vez a un continente tan diferente, se iban acrecentando. Así que poco a poco fui recopilando información acerca de las escuelas internacionales, en qué consistían y cómo podía optar a ellas. Básicamente, descubrí que son las escuelas para los hijos de los profesionales que, por trabajo, están viviendo fuera de sus países. Habitualmente la enseñanza es en inglés. Tienen un currículum que es general a ellas, y que es el mismo, más o menos, de un país a otro lo que te permite, como alumno, cursar unos años en un país y otros en otro país sin dificultades académicas grandes. A grosso modo esa es la idea que yo me saqué de las escuelas internacionales. La verdad es que son un gran invento, una solución estupenda para las familias que cambian de país cada cierto número de años, que las hay, aunque yo no conociera ninguna de antemano. La ventaja que tuve para poder acceder a ellas fue el haber trabajado en Houston 3 años. Sin esa experiencia me habría sido imposible dar el salto al mundillo de estas escuelas internacionales porque tienes que tener, o bien un título universitario de una universidad anglosajona, o si no experiencia en la enseñanza en algún lugar de habla inglesa. Y yo tenía esta última así que p'alante!