martes, 24 de marzo de 2020

Un día laborable normal.

Tras las primeras semanas de trajín, de organizarme, de aterrizar en Eritrea llegó el momento de empezar a hacer vida normal. Me levantaba temprano para ir al cole, mi compañero Daniel me recogía a las 7porque a las 7:30 había que estar en el cole. No es que nos llevara media hora llegar pero es que él tenía que dejar a su padre en la floristería y a menudo hacía una parada de unos minutillos allí haciendo alguna cosa que tenía que hacer, mientras yo le esperaba en el coche. A las 7:30 había que fichar en la escuela firmando en un papel en donde anotabas tu hora de llegada. De 7:30 a 8 era tiempo para ti, para prepararte para el día, para organizar trabajo. A las 7:45 ya empezaban a entrar niños en el recinto de la escuela y se quedaban jugando en el patio. A las 7:55 sonaba la campana. Literalmente la campana, que estaba en la Secretaría de la escuela. A partir de las 7:45, en cuanto empezaban a llegar los niños a la escuela, tenía que haber un profe vigilando en el patio. Teníamos turnos para ello, nos tocaba una semana cada muchos meses, en realidad creo que me acabó tocando poco más de dos veces al año. En cuanto sonaba la campana los niños se ponían en sus filas, que ya habían ido marcando con sus mochilas. A medida que iban llegando al cole, para poder jugar bien, soltaban sus mochilas en donde estaría su fila y así ya la iban haciendo. Luego se iban a jugar sin ese peso a la espalda, mucho mejor. En cuanto estaban todos los niños en las filas el profe de guardia se ponía delante de todos ellos, les daba la bienvenida a la escuela y les contaba cualquier recordatorio de cualquier proyecto de actividad que tuviéramos entre manos, bien sea de una clase en concreto o de toda la escuela. Los niños también podían levantar la mano y mencionar algo. A mi esta forma de empezar el día me parecía bien pero no me parecía bien cuando era yo la que tenía que estar delante de toda la escuela, me daba vergüenza, menos mal que este pequeño "suplicio" sólo me tocaba dos semanas al año.

Todo esto era con los niños de Primaria, los chavales mayores del instituto entraban ya directamente a clases en cuanto sonaba la campana. Mi escuela cubre toda la enseñanza pre-universitaria, los alumnos salen de esta escuela directos a la Universidad, que puede ser en Eritrea pero habitualmente se van a universidades fuera del país, generalmente en Estados Unidos, Inglaterra o Canadá.

Tras esto todos a clase a empezar el día. Se trabajaba muy bien, muy a gusto porque los niños eran muy buenos, muy obedientes, mis alumnos en Eritrea han sido mis mejores alumnos, con diferencia, y llevo más de 20 años trabajando como profe. Mis niños estaban conmigo salvo cuando tenían Francés, Música, Gimnasia o Informática. Sí, es un poco increíble que mis alumnos tuvieran clases de Informática en un lugar donde la electricidad falla y el internet va lentísimo pero sí. Eso sí, esas clases no las podían tener siempre precisamente por eso, porque si no había luz no la podían dar, así que eso significaba que tenían sesión de patio extra. Ellos encantados de ir a jugar aunque la clase de informática les gustaba mucho porque hacían muchos juegos y eso le gusta a todos los niños.

A media mañana parada para recreo y comer el lunch, que cada uno traía de su casa. 20 minutos para cada cosa. El lunch es la comida que hacen los anglosajones. Nosotros los españoles comemos a medio día, nuestros dos platos y postre, acabamos llenos y nuestro cuerpo nos pide un rato de descanso, sea siesta o simplemente un rato de relax. Los anglosajones no hacen eso, ellos a media mañana paran a comer algo, más cantidad de lo que los españoles comeríamos a media mañana tipo un café y un pincho de tortilla, y menos cantidad que nuestros dos platos y postre. Así que mis alumnos, además de su mochila escolar también traían su mochilita con sus lunch, que solían ser una fruta y algo ligero tipo espaguetis, arroz con algo, y muy frecuentemente enjera con algo. Enjera es el plato tradicional de Eritrea. Yo lo como aunque con precaución porque le suelen echar picante y a mi el picante no me gusta absolutamente nada.

La enjera es como una torta fina, grande, a la que le añaden arroz, guisantes, carne, salsas, etc. Para mi gusto tiene un sabor y un olor ácido que a mi no me agrada pero no te queda más remedio que habituarte a ella porque es el plato nacional, todo el mundo la come constantemente en todas partes y si alguien te invita a comer sabes que el menú va a ser enjera. Lo habitual es que se sirva en una fuente redonda que se pone en el centro de los comensales y todos coman de ahí, con las manos, arrancando trozos de la enjera y con ellos, como si fuese pan, cogiendo trozos de lo que la acompañe, la carne, el arroz o lo que sea.
Aquí puedes saber más de la enjera: https://es.wikipedia.org/wiki/Injera

El lunch los niños lo comían en las mesas con sombra del patio, cada clase tenía una de las 6 mesas asignada. Para no tener a todos los niños de primaria jugando en el patio a la vez los niños comían y jugaban a dos turnos distintos, los primeros 20 minutos eran tiempo para el lunch de los pequeños hasta tercero mientras los niños de cuarto a sexto jugaban. El segundo bloque de 20 minutos se intercambiaban y eran los pequeños los que jugaban. Los profes teníamos turnos para vigilarles/atenderles. Unas veces te tocaba vigilar el tiempo del lunch y otras veces te tocaba vigilar el tiempo de juegos. Cuando no estabas en el patio en este bloque de tiempo es porque estabas comiendo tu propio lunch.

La escuela tiene una salita con cocina, nevera, microondas y fregadero que es donde, habitualmente, nos juntábamos l@s profes a comer. Me encantaba ese rato de relax con mis compañer@s, era de lo mejor del día, charla, tertulia, risas, hablando de todo, super agradable. Un día a la semana tenía el lujo de tener todo ese bloque de tiempo libre, 40 minutos de palique que servían para fomentar la relación entre nosotros. La verdad es que había muy buen rollito en esta escuela, un ambiente estupendo.

Tras el recreo y lunch vuelta a clase hasta las 3:15 en que terminaba la jornada escolar. Teníamos que llevar a los niños al patio, a la mesa donde comían su lunch, que es donde les recogían sus padres, hermanos mayores o los chóferes que tenían. Teníamos que estar con ellos hasta las 3:30. Si a esa hora aún no les habían recogido los llevábamos a la Secretaría de la escuela y nosotros profes ya estábamos libres de esa responsabilidad.

De 3:30 a 4:30 l@s profes seguíamos trabajando en la escuela. Los miércoles teníamos siempre reunión de profes, siempre. Hacíamos algún curso de formación o el director nos contaba alguna cosa. Una tarde más a la semana teníamos que dar una clase extraescolar, al menos un trimestre. Eso me era un tostón, la verdad, pero lo llevé como pude. Un año ofrecí clases de salsa a los pequeños y otro clases de español. Afortunadamente, era darle clases a grupitos muy pequeños de alumnos, máximo 12 o así, y siempre eran menos que ese número. Las otras tardes "libres" tenías esa horita extra en el cole para preparar clases...y también para echarle un ojo a tu correo electrónico o al Facebook, cosas que eran imposibles de ver fuera de la escuela, eso sí, si había electricidad, claro.

A las 4:30 me iba para casa. A veces me iba caminando, 30 minutos de paseo, otras veces me iba en taxi desde la parada que estaba en el centro al lado de la catedral. Al llegar a casa ya Winnie, mi asistenta, me había dejado la comida preparada. Eso es un lujo, llegar a casa con la comida preparada es el mayor lujo de la vida, al menos para mi que no me gusta cocinar. Y si llegaba a casa y me había preparado su maravillosa lasagna ya era la mujer más feliz del mundo. La lasagna era su especialidad, no la preparaba muy a menudo porque le llevaba bastante tiempo, pero como preparaba mucha cantidad me duraba para varios días de felicidad.

Como cuando llegaba a casa del cole aún había electricidad aprovechaba a ver la tele, fundamentalmente informativos de Euronews, Al Jazeera o BBC, y quizás alguna peli o serie que pillara. Lo malo con las pelis era que lo más probable era que no me diera tiempo a terminarlas porque se fuera la luz así que en realidad lo que veía era trozos de pelis. Solamente me dio rabia de quedarme a medias con una peli que me estaba gustando mucho pero no me quedé con el título así que no puedo buscarla para intentar terminarla, recuerdo el argumento pero no el título. Una pena.

En cuanto se iba la electricidad a las 6 o 6:30 era rato de otras cosas. Como aún había luz natural yo aprovechaba a hacer algo de ejercicio en casa siguiendo las instrucciones de una aplicación que tenía. Desgraciadamente, no fui muy constante en eso, una pena. Tras el ejercicio ocasional tocaba sesión de lectura. Eso sí, eso sí me gustaba. Preparaba mis velitas y mi linterna para tenerla a mano y a disfrutar. Me metía unas buenas panzadas de lectura, 3 horas del tirón, una gozada. Aproveché a ponerme al día con lectura en español, 0 libros en inglés, ya tenía bastante inglés todo el día, toda mi vida era en inglés, así que me desquitaba con mi lectura en español. Tras mis sesiones de lectura a las 10 a la cama porque me tocaba madrugar.

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