jueves, 19 de marzo de 2020

Eritrea, capítulo 0

Tras estar un año buscando trabajo en África y no conseguir nada de lo que yo quería tocó replantearse cosas. Me apetecía irme de nuevo a esos mundos de Dios, quería África, pero si no podía ser África decidí ampliar horizontes a otros sitios exóticos. También, empecé a barajar las opciones de presentarme a las oposiciones para Personal Docente en el exterior, opos que son muy difíciles pero que si las consigues están genial. Son oposiciones para profes ya funcionarios, para trabajar en escuelas españolas que están en el exterior. Tienen unas ciertas peculiaridades pero están muy bien. La verdad es que me empezaba a apetecer ese tema también pero, evidentemente, lo que no me apetecía era estudiar. Así que me planteé seguir con mi búsqueda de las escuelas internacionales un año más y, si no lo conseguía, plantearme lo de estas oposiciones.

Con todo esto en mente, en el curso 2013/2014 me puse manos a la obra de nuevo en mi búsqueda de un puesto de trabajo en una escuela internacional, en algún lugar majete en África como primera opción, y en algún lugar exótico del resto del mundo como segunda opción. La verdad es que fue muy trabajoso, no paraba, parece una chorrada pero ocupó todo mi tiempo libre, le metí horas y más horas. No recuerdo si tuve alguna oferta de algún sitio, la verdad. Pero en primavera, de nuevo, volvió a salir una vacante en la escuela internacional de Asmara, Eritrea. Ya la conocía yo esta escuela del año anterior, en que nos habíamos puesto en contacto, había tenido una oferta de empleo suya que finalmente había rechazado. Pero esta vez, visto lo visto, viendo que mis posibilidades de éxito eran mínimas, me decidí a intentarlo en Eritrea, me di cuenta de que probablemente esta sería mi única oportunidad, esta escuela podría ser la llave que me abriera la puerta a futuras opciones que me apetecieran más.

Era Semana Santa cuando hice la entrevista con el director de la escuela. Acordamos en que me llamaría por teléfono al día siguiente. Yo, lógicamente, estaba nerviosa. Además, hacer una entrevista de trabajo al teléfono, en inglés, con un australiano, que pudiese tener un acento tremendo, difícil de entender, me metía miedo. "Y si no entiendo su acento? Y si me hace una pregunta importante y no le entiendo por el acento?" Ahí se podría ver si mi nivel de inglés era suficientemente bueno o no, me jugaba mucho sólo con esa chorrada de su acento. Pero el caso es que, en cuanto empezó la entrevista, todo fluyó perfectamente bien, su inglés era facilísimo de entender aparte de ser un tipo encantador. Además, la entrevista no fue tanto un "examen" a mis conocimientos o habilidades sino más bien una exposición por su parte de las maravillas y ventajas de vivir en Asmara y trabajar en la Asmara International Community School. Tan bien me lo pintó que le dije que sí. Ya pensaba decirle que sí porque yo ya había hecho mis deberes y ya había investigado todo lo que pude del país pero como me lo pintó tan bien ya no hubo ningún resquicio de duda. Me quedé con una frase suya: " Our children are a pleasure to teach".

Esto es lo que dice el Ministerio acerca de Eritrea a día de hoy: http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/ServiciosAlCiudadano/SiViajasAlExtranjero/Paginas/DetalleRecomendacion.aspx?IdP=59 . Mientras yo lo estaba investigando en 2014 en esta web hablaban de los peligros en la frontera con Etiopía y Sudán, la carretera a Massawa y unos sitios más y decía que Asmara era segura. Mi planteamiento entonces fue: Si yo voy a estar en Asmara fundamentalmente, qué se me pierde a mi yendo a esos sitios peligrosos? Así que p'alante!

Por tanto, a partir de ahí empezó la vorágine de irme, de organizarlo todo para poder estar el 1 de agosto en Asmara. Lo primero fue anunciarlo a familia y amig@s. La mayoría de la gente se pensó que yo estaba loca, por irme, por dejar una posición cómoda y fácil aquí, con mi trabajo, mi casa, mi coche, todo fácil y resuelto. Pero todo tan predecible que me mataba de aburrimiento, me sentía como un hámster en su jaula, solo corriendo en su rueda, quería algo más. Además, era irme pero con las espaldas cubiertas, al fin y al cabo soy funcionaria y tendría un lugar a donde volver. Eso sí, al irme tendría que hacerlo por dos años sí o sí, al pedir la excedencia esta tendría que ser por dos años a la fuerza, lo que me hizo plantearme algunas opciones en caso de que la aventura saliese mal: regresar, buscar trabajo en una escuela privada, dar clases particulares, alquilar el dormitorio extra, en fin, opciones para sobrevivir esos dos años que me tocasen estar sin trabajar como funcionaria. Recuerdo un detalle bonito de cuando pedí la excedencia, que supongo que no solicita mucha gente. Y es que al poquito de pedirla me llamaron por teléfono de Santiago, una funcionaria, para verificar que yo sabía que ese tipo de excedencia implicaba estar dos años fuera del sistema, no fuera a ser que me hubiese equivocado y yo planease haber pedido otro tipo de excedencia en realidad, porque mi error entonces habría sido monumental. Le confirmé a la señora que sí, que yo pedía esa excedencia de dos años, que quedara tranquila que no era un error, y me respondió con un "Ah, bueno" que me encantó, la pobre estaba preocupada por mi, qué linda. Fue un detallazo por su parte llamarme para verificar.

Desde abril hasta agosto todo fue un no parar: terminar el curso en mi cole, hacer unos pocos papeleos que me pedía la escuela de Eritrea y, sobre todo, calmar mis nervios, mi stress, que me provocaron una ansiedad morrocotuda que me hizo estar de baja unos días, para frenar el ritmo que había sido demasiado intenso ese curso.

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