sábado, 11 de abril de 2009

Las geniales crónicas de mi amigo VP:y 12! Lo reconozco,soy un gafe.

NO OS PERDAIS ESTE ESCRITO DE MI AMIGO V!!!!!! ES ESPECTACULAR!!!!!!!!

Es cierto que a algunos nos toca la china y a otros no. Lo que no os he dicho (y espero que os riáis) es que yo soy gafe. ¿Qué digo "gafe"? ¡Un gafe de libro!Juzgad por vosotros mismos. Todo lo que os voy a contar ahora es absolutamente cierto, aunque parezca de broma (y lo cuento con humor). Pero es todo cierto. No exagero.

Bien, comencemos por los tres terremotos. He experimentado tres terremotos de más de 7 en la escala Richter. En una réplica me fracturé la columna y me hice una hernia en la zona lumbar, con un dolor inhumano. No os recomiendo que os coja un terremoto en la planta tres de un edificio, como a mi, porque el edificio tiembla como un flan y hasta el más ateo se pone a rezar como un desesperado. Pero bueno, esto no cuenta mucho, porque El Salvador es tierra de terremotos. Bueno, es verdad que desde hacía 20 años no había ningún terremoto y que nunca había habido dos meses seguidos de constantes réplicas, tanto que las escuelas cerraron por dos meses. En fin, como digo,eso no cuenta.

Sigamos por los huracanes. Estando en El Salvador, decido irme de vacaciones a República Dominicana. República Dominicana, tierra de huracanes, ¿no? Pues no. Van de Puerto Rico a Cuba sin pasar por Dominicana. Cuando llegué hacía diecisiete años que no había habido ningún huracán. Dos semanas después de llegar, el huracán Georges arrasa el país. De hecho, cuando pasaban los huracanes, lo hacían por la parte norte de la isla. El ojo de Georges pasó a diez quilómetros del centro de Santo Domingo, donde vivía yo. Inundaciones, damnificados, una larga historia...

Harto de aguantar en Santo Domingo después del huracán sin agua, con el calor horrible y yo sudado y oliendo a perros, me vuelvo a El Salvador en avión. El mismo día que llego, llega el huracán Mitch. Tanto es así que el avión suspende su tramo final pues el aeropuerto de El Salvador ha cerrado y dormimos en San José de Costa Rica, en un hotel pagado por la aerolínea. No importa que El Salvador no sea tierra de huracanes, sólo llega uno muy de vez en cuando. Y si tiene que llegar, ¿por qué no llega el mismo día que yo llego para darme la bienvenida? Si es que soy de importante...

Cuando llegué a Houston, le conté a mi hermana Annabel (esto es cierto):
"Me parece que estoy perdiendo facultades. Estoy aquí unas semanas y aún no ha pasado nada malo".
Y, de repente, el huracán Ike.
Después le comenté: "Soy el mismo de siempre. Estoy hecho un chaval. ".

Cuando Ike venía alguna gente estaba inquieta por el huracán y a mi ya me parecía como una cosa normal de la vida.(El tsunami no fue culpa mía. En ese tiempo, yo estaba en Cuba).

Bien, pasaré por encima el perro que me mordió y casi me deja sin hijos. Me destrozó el pantalón, me llenó el brazo de sangre, me llenó el culo y los testículos de heridas. Tuvieron que ponerme la antitetánica y curarme en el hospital. En fin, recuerdo que se llamaba "Napoleón" y que ni su ama se atrevía a acercarse a él. Esto daría para otro escrito más largo.Pero acabo con lo mejor.

Estando en El Salvador (país sin trenes), regreso a España para pasar las vacaciones de Semana Santa. Acabadas las vacaciones, cojo un tren de Castellón a Barcelona (donde salía el avión que me regresaría a El Salvador). Había varios trenes a diversas horas, pero elijo este, no sé por qué. Antes de decir nada, fijaos que era el único tren que yo cogía en todo en un año.Efectivamente, como todos estáis adivinando, el tren se pega una hostia monumental a 200 quilómetros por hora contra un tren regional. Fue en Torredembarra y yo salí disparado y reboté contra la pared, perdiendo la conciencia. Salió en las noticias (incluso algunos fotos mías sangrando). Hubo cuatro muertos. Salí por un agujero del tren, sangrando por la cabeza (tengo una cicatriz que se alarga por toda la parte de detrás de la cabeza, por eso no me rapo el pelo). Me tuvieron más de una hora desangrándome en una iglesia donde habían reunido los heridos hasta que me llevaron a una ambulancia a Reus, donde al médico le costó coserme de nuevo. Una segunda hernia en el cuello y problemas en la rodilla son las secuelas.

Bueno, ahora que ya nadie se quiere acercar a mi por si un meteorito le cae encima (fijaos que en todas esas catástrofes yo he salido vivo pero hay gente que no la ha contado, pues el gafe genuino es el que atrae la mala suerte para los que están al lado) os contaré algunas cosas que pueden ser interesantes.

La primera es que lo que te afecta anímicamente no son las catástrofes. Como experto en ellas, os diré que el ser humano tiene una fuerza increíble para enfrentar estos tipos de desastres. No sólo hace cosas durante ellas que no haría normalmente, sino que se recupera en seguida y sin problemas. Yo no tengo ninguna secuela psicológica de ninguna catástrofe que he pasado y me recuperé en seguida, en cuestión de días a lo sumo. La tarde después del primer terremoto fue una tarde gozosa, de haber sobrevivido, de alegría de vivir. Y algún día tengo que hablaros de cómo en las catástrofes, la gente rompe las barreras y se vuelve solidaria y se produce una extraña hermandad entre la gente que las sufre. Es algo extraño, pero hermoso.

Lo que te afecta de verdad anímicamente son las dificultades más mundanas. Que la novia te deje, que tengas una situación como la que he tenido este año... Supongo que la evolución nos ha preparado para una inundación (pues los antepasados primates las tenían). Sin embargo, nuestra evolución biológica no nos ha preparado para un mundo moderno que es muy reciente. Los Homo erectus no tenían problemas de visa.Joder qué rollazo os he metido. Ahora nadie me querrá ni dar la mano, pues temerán que la cólera de Dios caiga sobre ellos. Jeje.
.En fin, la verdad es que sólo os quería hacer reír un rato. Normalmente lo hago exagerando y sacándole punta a las cosas, pero en lo que he hablado hoy no he exagerado un ápice.Un abrazo a todos, (¡Lagarto! ¡Lagarto!)Vicent

P.D: Por cierto, Luis, ahora que conoces mi historia más secreta, por favor no me odies mucho. Por supuesto, el hecho de que, después de que durmiéramos en Austin en la misma habitación al principio de llegar a América, no tiene nada que ver con el que no te han dado trabajo (como a mí), has tenido problemas con el seguro médico, con la documentación de Amparo. Es todo pura coincidencia. No es que te haya gafado mientras dormíamos. Para nada.

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