(Este escrito lo había escrito hace un par de años y lo tenía olvidado en algún lugar de mi ordenador. Ahora, de casualidad, me lo acabo de encontrar.)
Una de las cosas que me
gustan de vivir en un país una temporada (en este caso en Eritrea,
dos años) es que tienes la oportunidad de conocer un país desde
dentro, de conocerlo mejor que si sólo vas como turista, haces unas
cuantas fotos, comes un poco la comida tradicional, y poco más.
Puedes conocer cosas de la vida diaria y real que probablemente sólo
podrías descubrir en los libros.
El otro día, mientras
comía mi lunch en la sala de profes del cole=cocina, surgió una
conversación interesante acerca del matrimonio en Eritrea. Estábamos
sólo mujeres, un grupito pequeño de 5 ó 6 profes, entre 25 y 35
años. Me contaban que aquí las mujeres se tienen que casar en la
veintena, preferiblemente antes de los 25. De hecho, me contaba una
de ellas que una prima suya, de 23 años, ya empezaba a tener la
presión familiar para casarse porque ya se ¨estaba haciendo mayor¨.
Esa presión existe, cómo no!, sólo hacia las mujeres. Porque los
hombres se pueden casar cuando les dé la gana, manda narices!
De hecho, ellos suelen esperar a casarse a finales de la treintena, y
se pueden dar el gusto de casarse con una chica de 20, pasárselo
bien toda la veintena y treintena y luego ¨sentar la cabeza¨, cosa
que ellas no pueden hacer. Así que, una mujer de treintaytantos lo
tiene bastante difícil para poder encontrar pareja y casarse.
Existe el divorcio. Pero
poca gente opta por divorciarse si les va mal en el matrimonio. ¿Por
qué? No está bien visto, para empezar. Pero por otra parte, si eres
mujer y te divorcias tienes muchas papeletas para quedarte sola sin
opciones de encontrar nueva pareja. Así que la mayoría prefieren
seguir con sus matrimonios. Y ellos se buscan amantes.
Así que, con este
panorama, las mujeres mayores de 30, como ya he dicho, tienen pocas
probabilidades de casarse, de poder escoger con quién compartir su
vida. Sus posibilidades se limitan a hombres viudos con hijos, o
separados con hijos, o algunos con algún ¨defecto¨ físico.
¡Menudo panorama! Pienso en dos compañeras solteras entre 30 y 35
años, guapas, inteligentes, independientes profesionalmente, pero
que, sin embargo, en este tema, lo tienen dificilísimo.
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